El gran ajuste que tiene pendiente el sistema financiero español no esta en las miles de viviendas que aparecen en sus balances o en el de las " inmobiliarias" que han tenido que montar pata gestionar esos activos tan tóxicos para su supervivencia. Las viviendas terminarán vendiéndose con descuentos entre el 30 y el 50 por ciento, bien a particulares o a fondos de inversión que quieran hacer su agosto pensando en un futuro no menor de cinco años. Algo valen, estén donde estén situadas. Un buen ejemplo de esa salida al stock inmobiliario es la operación que ha hecho el banco Santander en la localidad tolerada de Seseña.