VALENCIA.- 09/04/2008 El Consistorio valenciano impulsa la prolongación de Blasco Ibáñez
Unas 1.300 viviendas tendrán que ser derruidas para acometerla
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
La decisión del Tribunal Supremo de desestimar los recursos de casación interpuestos contra la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez de Valencia supondrá el derribo de 1.300 casas y viviendas de El Cabanyal, barrio declarado en parte Bien de Interés Cultural, para conectar Valencia con el mar.
El Tribunal Supremo ha puesto fin a un litigio de diez años al desestimar los recursos de casación interpuestos por la Asociación de Vecinos Pavimar y el Instituto de Defensa de Intereses Patrimoniales, Culturales y Artísticos del Cabanyal Canyamelar contra la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez de Valencia a través del barrio marítimo.
El proyecto urbanístico, que podrá terminarse tras haber estado paralizado desde 2002 a causa del proceso judicial, afecta a un total de 296.020 metros cuadrados y a 1.300 casas y viviendas que tendrán que ser derribadas para poder acometerlo. Esta prolongación une el casco antiguo con los poblados marítimos y tendrá una anchura de 50 metros, frente a los 100 del trazado actual.
El Ayuntamiento tiene intención de seguir negociando y llegar a acuerdos con los vecinos del barrio marítimo. Desde que se empezó a actuar en el PEPRI, el Consistorio ha comprado un total de 159 inmuebles, once de los cuales están ubicados en la zona declarada Bien de Interés Cultural.
El portavoz de la agrupación Salvem El Cabanyal, Faustino Millora, ha manifestado que la decisión del Tribunal Supremo supone “un insulto a la democracia española y a los ciudadanos” y ha anunciado la reconversión en una organización que velará por la “justicia social” en las expropiaciones que se hagan en el barrio. El abogado de la plataforma, José Luis Ramos, ha lamentado que el Tribunal Supremo se separe "del criterio que se ha aplicado desde hace 30 años”, en alusión a una sentencia referente al Plan de Ordenación de Sevilla en la que el Supremo dice que “como no podría ser de otra manera, las alineaciones existentes en los centros históricos declarados como Bien de Interés Cultural son inalterables”.