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Temor ante la llegada del nuevo centro comercial

Peligra el futuro del barrio chino londinense

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
El emblemático barrio chino de Londres se ve amenazado por los planes del grupo inmobiliario Rosewheel, que quiere crear un gran centro comercial en uno de los edificios más representativos del Soho, situado cerca de la famosa pagoda, erigida por los emigrantes chinos en los años 50.
Cientos de restaurantes, tiendas de alimentación y productos exóticos que se agolpan en las calles del barrio chino de Londres atraviesan momentos de incertidumbre. El grupo inmobiliario Rosewheel quiere convertir Sandringham Court, uno de los edificios más representativos del Soho, en un gran centro comercial.

Rosewheel, tras la compra, por un precio no revelado, del arriendo a largo plazo del edificio a Westminster Council, quiere aprovechar su superficie y ubicación para desarrollar un nuevo complejo, que abrirá sus puertas a comienzos del próximo año. El edificio es uno de los mejor situados dentro del laberinto de intrincadas calles que conforman Chinatown.

Posiciones encontradas.- La situación deja en una posición comprometida a los pequeños comerciantes que ocupan el inmueble, muchos de los cuales llevan instalados desde que fue inaugurado en 1985. Asociaciones de comerciantes hacen campaña para evitar que el proyecto se lleve a término. Esgrimen como argumento que destruirá el carácter único de la zona y que hará aumentar el alquiler de los locales del distrito, cosa que muchas firmas modestas no podrán soportar. Por el momento, ya han comenzado las labores de desalojo de los actuales inquilinos.

Horatio Cheng, portavoz de Rosewheel, asegura que el centro comercial respetará el carácter de la zona, y afirma, frente a las acusaciones de ir en contra de la comunidad china, que el 95% de las solicitudes recibidas para ocupar las nuevas tiendas proceden de comerciantes de esta nacionalidad.

El nuevo desarrollo supondrá triplicar la superficie comercial existente en la actualidad, y permitirá revitalizar una zona que no puede seguir dependiendo de la llegada de nuevos inmigrantes procedentes del lejano oeste. Cheng afirma que las rentas no se incrementarán de forma dramática, y que los inquilinos desalojados han sido invitados a volver al nuevo centro una vez que sea inaugurado.

La comunidad china, integrada por unas 60.000 personas, lleva asentada en la capital británica desde mediados del siglo XIX, cuando llegaron para trabajar en los muelles del Támesis. En vísperas de las elecciones del 5 de mayo, y en el contexto de un debate abierto en torno a la inmigración, aún queda por ver si finalmente las autoridades locales, con el alcalde Ken Livingstone a la cabeza, conceden los permisos necesarios para construir este nuevo centro comercial.
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