León inaugura un museo lleno de color y movimiento
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Más de tres mil paneles de 37 colores distintos inundan la fachada del geométrico edificio del Musac que, a partir de ahora, mostrará en León todo el arte del siglo XXI, convirtiéndose en un referente cultural
Gema Fernández (Madrid)
Los arquitectos Luis Moreno Mansilla y Emilio Tuñón han revolucionado la estética y fisonomía de la entrada al nuevo barrio leonés de Eras de Renueva con sus diseños del auditorio de la ciudad y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac). El primero recibió el Premio de Arquitectura Española 2003, y el segundo se inauguró el pasado 30 de marzo con la presencia de los Príncipes de Asturias.
Desde que se colocó la primera piedra del Musac, en mayo de 2002, y a medida que las obras del inmueble avanzaban y dejaban ver la originalidad de su fachada, compuesta exclusivamente a base de paños de vidrio (3.351, concretamente), este proyecto no ha dejado de despertar la curiosidad de leoneses y foráneos.
Una bienvenida multicolor.- Un mosaico de cristales de 37 colores distintos recibe al visitante en la fachada principal, que da acceso al vestíbulo. Dos grandes lucernarios contrapeados iluminan la estancia, deformada de acuerdo a la peculiar geometría de la planta de este museo, que establece una retícula formada por cuadrados y rombos isósceles de 11 metros de lado, que dan “expresividad y movimiento al conjunto”, como explican sus creadores.
En el encuentro del edificio con su frente más urbano, el Musac configura una amplia plaza pública de 1.500 metros cuadrados, que adquiere una forma cóncava para recoger las actividades y encuentros programados por la dirección, un espacio donde se rinde homenaje a la ciudad como lugar de relación entre las personas.
El Musac trata de resolver constructivamente, según sus arquitectos, “un espacio para la cultura, entendida ésta como aquello que hace visibles los vínculos entre los hombres y los pensamientos”. Así, sus salas se distribuyen en una única planta, que encadena espacios de distintos tamaños, colocados de forma quebrada, de manera que completan un espacio continuo, pero diferenciado, “donde el arte se sienta cómodo y que ayude a borrar las fronteras entre éste y la vida”, afirman Mansilla y Tuñón.
Además, el museo “es un homenaje a los ríos leoneses que van a morir al Duero”, explican los arquitectos. “Aunque algunos no lo crean -continúan-, lo cierto es que tiene mucho que ver con el auditorio (colocado frente a frente con el Musac) en ese juego de interior y exterior, de luces y sombras, con esas ventanas que son como una familia, como hermanas, pero distintas. Algo que tiene que ver con nuestra concepción de la arquitectura, con la que queremos expresar el convencimiento de que es posible entenderse en la diversidad”, concluyen los diseñadores.
La historia de este proyecto se remonta a 1995, cuando arquitectos y artistas leoneses comenzaron a reclamar un museo de estas características para la ciudad. La propuesta conjunta de auditorio y museo presentada por el equipo formado por Moreno Mansilla y Tuñón fue la elegida, pero más tarde se decidió separar ambos edificios, y se eligió el antiguo hostal San Marcos para acoger el Musac, un proyecto que se presentó a nivel nacional en la feria Arco 2001. Un año más tarde se colocaba la primera piedra del edificio, construido por FCC y Teconsa. Su finalización ha supuesto tres años de trabajo y más de 33 millones de euros de inversión.