Arquitectura sostenible/Mónica Figueres
Pont de Mar: una puerta abierta entre el mar y la ciudad
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
El arquitecto Luis de Garrido ha propuesto una alternativa especialmente innovadora para el desarrollo urbano de la zona comprendida entre el Oceanográfico y el barrio de Nazaret, en la ciudad de Valencia. Su idea consiste en un puente-rascacielos, denominado proyecto Pont Mare, que resolvería la barrera que supone el trazado de la red ferroviaria de la zona e integraría a la capital levantina con el mar.
Pont Mare es el principal exponente de la exposición ‘Naturalezas Artificiales’, organizada por la Asociación Nacional de Arquitectura de Futuro, que se encuentra actualmente en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe. Por sus características singulares, el puente diseñado por Luis de Garrido “pretende mostrar a los ciudadanos de Valencia un nuevo concepto de edificio que represente el carácter valenciano, para que expresen su opinión al respecto”, en palabras del propio arquitecto.
Este proyecto ‘multiusos’ haría las funciones de estación de ferrocarril, edificio público bioclimático, un espacio para espectáculos y, ante todo, un símbolo arquitectónico de la ciudad. Además, es autosuficiente a nivel energético, económico, bioclimático y multimedia.
Según De Garrido, el puente podría estar construido en tres años y las obras se podrían llevar a cabo sin entorpecer el paso del tren.
La idea de diseñar Pont Mare surgió ante la necesidad de planificar el desarrollo y la ordenación de el área de la capital levantina en la que se ubicaría, donde, ante el vertiginoso ritmo de crecimiento de la ciudad, se plantean algunas cuestiones, como la forma conectar el trazado urbano del centro con Nazaret e integrar este barrio con los espacios verdes del viejo cauce del Turia. Para ello, De Garrido propone dos rascacielos que flanquean un puente y señalan la estación de tren. Los edificios se podrían autofinanciar mediante concesiones administrativas, como restaurantes, oficinas o centros de información, por lo que no supondrían coste adicional alguno.
En cuanto al puente, pretende enfatizar el carácter de puerta hacia el mar, ya que simboliza la entrada desde el viejo viejo cauce del río y el parque o a la inversa.
A lo largo de toda la zona, por debajo del antiguo Turia, el trazado del ferrocarril discurriría de forma subterránea y tendría su estación en la intersección de la vía con el cauce del río. Las instalaciones serían sencillas y funcionales, de manera que el ciudadano pudiera bajar cómodamente hacia los andenes. Se favorecería al máximo también el acceso peatonal y se evitaría la creación de cualquier barrera urbana.
Otro de los aspectos más llamativos es la cortina de agua pulverizada que está previsto instalar entre las dos torres, que serviría, además, para la proyección de imágenes de gran tamaño y albergaría desde conciertos hasta retransmisiones deportivas o cine.
La propuesta ya está hecha. Ahora deberán ser las autoridades las que se pongan manos a la obra si quieren construir este proyecto singular que integraría la modernidad, la funcionalidad, la estética y el simbolismo propios de la nueva Valencia: una ciudad cosmopolita del Siglo XXI.