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Pasaba por allí/Olga Heras

Una organización de franquicias

En Izquierda Unida no hay corrientes, hay franquicias”. La irónica definición sobre el espíritu que impera en estos momentos en la coalición, fue uno de los tantos comentarios que se pudieron escuchar en la VII Asamblea Regional de IU-CM, pero resulta absolutamente reveladora a la hora de interpretar el “comprometido” 51% con el que Fernando Marín se ha convertido en el nuevo coordinador general de IU de Madrid.
La forma en que se ha secuenciado el triunfo “por puntos” (el K.O. previsto se vio frustrado) de la lista unitaria de Marín supone la más clara escenificación de la alta fragmentación que existe y del hercúleo esfuerzo que el nuevo coordinador tendrá que hacer para ahormar la integración de las distintas sensibilidades (el cupo no está cerrado, pues cada día surge una nueva). El fondo de esta victoria tiene, sin embargo, una lectura puramente interna y esconde la reagrupación temporal de los “barones” territoriales de la corriente mayoritaria que, aunque fraccionada, ha recuperado, al menos momentáneamente, su estatus prominente dentro de la organización.

De los 44 integrantes electos de la candidatura de la “unidad”, 36 tienen sus raíces políticas en la llamada mayoría (17 los contabiliza en su haber Angel Pérez, aunque también aquí existan franquicias, 10 del sector de Miguel Reneses, con sus sucursales correspondientes, y 9 de Antero Ruiz), mientras que la Plataforma de Izquierdas y Gerardo del Val, las otras dos partes del acuerdo, cuentan tan sólo con cuatro miembros cada uno en el nuevo comité regional emergido de este cónclave.

Representatividad la de estas dos últimas mucho menor que la obtenida por los dos “cabos sueltos” que lideran Juan Ramón Sanz y Fausto Fernández (candidatura de Virginia Díaz y Javier Blanco, respectivamente), que han alcanzado una representatividad de diecisiete y catorce miembros cada uno.

Pero este resultado, que a pocos deja satisfecho pese a lo que proclame Llamazares, tiene tras de sí múltiples negociaciones interpuestas, que finalmente han dejado un retrato de Izquierda Unida trazado de personalismos, que hacen que la estabilidad de esta organización dependa de las alianzas que vayan definiendo los líderes de cada “franquicia” (muchas más que las corrientes legalizadas).

La revalida de Fernando Marín, además de apartar a Fausto Fernández de la portavocía de la Asamblea madrileña, será confeccionar una dirección que contente a todos los sectores que le han apoyado para eludir posibles “fugas”, algo que no le va a resultar nada fácil.Otra prueba de fuego para el nuevo establisment de IU de Madrid va a ser la preparación de la próxima Asamblea Federal.

Una simple frase de los partidarios de Gerardo del Val, resulta reveladora. “No nos ha quedado más remedio que aliarnos con Pérez para estar en la dirección y defender la opción de Llamazares”. La elección de delegados al cónclave Federal será a mediados de noviembre y las posturas sobre la idoneidad del actual coordinador general para permanecer en el cargo son en IU de Madrid diametralmente distintas.
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