el rincón del curioso/ Jorge G. Boró
Suma y sigue

Todo parece indicar que al sector inmobiliario todavía le queda recorrido. Como dato indicativo, el euribor ha alcanzado su mínimo histórico por lo que, por parte de la financiación, las cosas no pueden ser más positivas. Los bancos se han enfrascado en una guerra hipotecaria como hacía años que no se conocía, hasta el Santander ha vuelto a la batalla por intentar hacerse con el mayor trozo de la tarta inmobiliaria, a pesar de las recomendaciones del Banco de España sobre la limitación del crédito hipotecario, ante el temor de que se pueda incrementar la morosidad si las cosas vienen mal dadas. En la economía globalizada actual no se puede hablar de nada seguro pero, si los bancos mantienen su confianza en el sector inmobiliario, nada puede hacer pensar en un parón brusco de la producción, sobre todo de vivienda. Otra cosa son otros subsectores, como oficinas e industrial, que han sufrido en sus carnes la ralentización de la economía.
Pero hasta en ellos todo incita a la esperanza, puesto que la crisis económica que se ha vivido en Europa y Estados Unidos ha pasado de puntillas por nuestro país y ya se percibe cierta recuperación.
La joya de la corona del sector inmobiliario, el residencial, continúa su buena marcha, como se puede percibir en los resultados del primer semestre del año que presentan las empresas que, en su mayoría, aumentan sus beneficios. A la demanda de viviendas por parte de los nacionales, se suma de manera cada vez más importante el turismo residencial. Lo que hay que hacer es poner los mimbres para que, cada vez más, los ciudadanos extranjeros adquieran viviendas en las costas españolas y, por qué no, en el interior del país. Y ello se consigue con buenos productos y una buena política de promoción internacional, apoyada por las instituciones públicas. De ello depende la continuidad del buen momento de la edificación residencial.