Herráez, el inventor

Catorce años dan para mucho y Herráez ha tenido ocasión de poner en marcha su ingenio y sus ideas con el fin de mejorar la vida de los ciudadanos de la capital, ya sea desempeñando sus responsabilidades en el área de vivienda, las que más tiempo le han ocupado y de las que se encuentra, me consta, más satisfecho, como en el de movilidad o el de personal. Herráez ha dejado huella en la ciudad, a pesar de que algunos no quieran reconocerlo y que el propio alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, haya admitido que “no han sabido aprovechar todo su potencial”.

Como observador de la vida política madrileña, echo de menos una declaración de Gallardón sobre la dimisión de Herráez y sobre todo sobre su labor en el Ayuntamiento de Madrid. El concejal de Vivienda se marca de forma elegante, con la satisfacción del deber cumplido y con el orgullo del reconocimiento de muchos ciudadanos de a pie y el de las personas que han trabajado con él en este periodo. No estaría de más que el primer edil de la capital aprovechara el Pleno del próximo lunes, en el que se hará efectiva la marcha de Sigfrido Herráez, para despedirle de la manera en que se merece.

Ahora queda una ardua labor para quien le suceda o asuma sus competencias. Deja en marcha la mayoría de las proyectos incluidos en el programa electoral de su partido en materia de vivienda, pero hay que llevarlos a buen término. No es un reto que se pueda infravalorar, por no hablar de los nuevos retos que aún están por plantearse, y que se harán efectivos durante la próxima legislatura. Herráez deja el listón de la gestión al servicio de los madrileños muy alto y será imposible de igualar.