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Alicia Bustos

Pomatta: ¿tiburón o caballo blanco?

José María Ramírez-Pomatta quiere entrar en alguna de las empresas punteras de la energía, pero la OPA de Gas natural sobre Endesa ha frenado, de momento, sus expectativas. Lo intentará con la ayuda de su amigo Alfonso Cortina con quien ha firmado un acuerdo para entrar en la Inmobiliaria Colonial (que tiene a La Caixa como principal accionista).
El ex presidente de Repsol se refugió en la inmobiliaria tras su cese pactado con Ricardo Fornesa y Antonio Brufau.

Pomatta ha utilizado todos los edificios de oficinas comprados por la Mutua Madrileña para acceder al 10% de las acciones de Colonial. Partiendo de una empresa que destacaba por su discreción, Pomatta ha conseguido elevarse hasta el Olimpo de los grandes empresarios, siguiendo los pasos de Florentino Pérez en ACS, o de Luis del Rivero en Sacyr.

Ya resulto sorprendente para propios y extraños la ruptura de su alianza estratégica con el Popular de los hermanos Valls Taberner, para entrar en el Santander Central Hispano de Emilio Botín, donde ya forma parte de la élite de los cinco primeros grandes accionistas.

Pero su gran apuesta, en el campo de los seguros de automóvil, fue la decisión de abandonar el Real Automóvil Club (RACE) para formar, también con Alfonso Cortina, cuando era presidente de Repsol, la Mutua Autoclub Repsol.

Antes de hacerse con el poder en la Mutua en 2002, Pomatta era un abogado de la “jet society” que había llevado relevantes casos como la pugna en el interior de los herederos de Bertomeu March por la pinacoteca del multimillonario mallorquín.

Una vez que tomó el poder, se encargó de echar a gran parte de los miembros del antiguo consejo de Administración. El nuevo quedó reducido a catorce miembros y metió en él a Alfonso Cortina, y al presidente de AUNA, Luis Alberto Salazar-Simpson. Y sobre todo se convirtió en el principal patrocinador, con Telefónica, de Fernando Alonso.
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