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En caso de paralización parcial o total de las obras iniciadas

Las adjudicatarias del puerto exterior renuncian a indemnización

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Las firmas adjudicatarias del puerto exterior de A Coruña, lideradas por Dragados (ACS), han renunciado a cualquier indemnización en el caso de que las obras sufran una paralización parcial o total, por la falta o retrasos de fondos europeos, ya que todavía no cuenta con una asignación definitiva.
Marisa Prado
A Coruña

El proyecto del puerto exterior de A Coruña “todavía no cuenta con la consignación definitiva de los fondos europeos necesarios para su financiación”, según ha explicado el consejero de Política Territorial, Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, las obras ya han sido adjudicadas a un grupo de empresas liderado por Dragados (ACS), y que se completa con Sato (OHL) y Copasa.

Como medida excepcional de “cautela”, y con el objetivo de poder empezar los trabajos, con o sin subvenciones europeas, las adjudicatarias del puerto han renunciado a “cualquier tipo de indemnización o lucro cesante” si como consecuencia de la falta o el retraso de la asignación de fondos europeos, la obra se suspende de manera parcial o total.

Sueño cumplido.- Esta renuncia permite que las obras del puerto puedan comenzar con una “seguridad jurídica adicional”, como ha explicado Núñez Feijóo, cumpliéndose así el sueño del alcalde coruñés, Francisco Vázquez. Además, a esta seguridad jurídica se une la estabilidad financiera con que cuenta el puerto coruñés en el caso de la paralización parcial o definitiva del contrato.

La inversión del puerto exterior se estima en cerca de 631 millones de euros, de los que el 42%, es decir, 265 millones, saldrán directamente de los Fondos Europeos de Cohesión, el resto se repartirá entre el Ministerio de Fomento, Puertos del Estado, los ayuntamientos de A Coruña y Arteixo y del propio presupuesto del Gobierno regional.

Esta compleja obra superó los ensayos efectuados por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras, dependiente de Fomento, que permitieron comprobar, además de resistencia y estabilidad del dique, que las instalaciones aguantarán olas de más de tres metros de altura, para lo que se utilizó la tecnología más avanzada.

La limitación que pueda tener la futura infraestructura no la introducirá la instalación en sí, sino la operatividad de los remolcadores, que actualmente no cuentan con capacidad para el tiro y el amarre de olas de más de tres metros.

Las nuevas instalaciones dispondrán de un dique de 3,5 kilómetros de largo, con una superficie de agua obligada de 258 hectáreas y de tierra de 91 hectáreas. Tendrá unos 65 metros de alto, 40 bajo mar, y sobresaldrá unos 25 sobre el nivel del agua.
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