La boda y las olimpiadas

pesar de la lluvia, el acontecimiento ha sido un éxito en muchos aspectos, entre ellos en su inestimable contribución a la candidatura madrileña para los Juegos de 2012.

En las batallas, tan importante como el triunfo es la explotación del éxito. En la lucha por conseguir que Madrid sea sede de las Olimpiadas, el éxito obtenido por la boda real ha de saber explotarse con la mayor intensidad. La imagen de Madrid como capital de España ha de complementarse con su imagen como destino turístico mundial de primera magnitud. En diversas ocasiones, los representantes de los sectores relacionados con el turismo han pedido más promoción de Madrid en el exterior. Ha llegado el momento de volcarse en este sentido, y aprovechar los escasos meses que restan hasta la elección definitiva para profundizar en el conocimiento, no sólo de los múltiples atractivos culturales, históricos y de ocio que la ciudad alberga, sino también su capacidad organizativa, el carácter abierto de sus habitantes, la seguridad ciudadana, y el esfuerzo en dotar a la capital de modernas instalaciones para acoger las distintas manifestaciones olímpicas.

Parece que uno de los motivos que han influido en nuestro segundo puesto en la valoración de las ciudades designadas tras la primera criba, después de París, ha sido que nuestra capacidad hotelera es menor que la de la capital de Francia, Londres o Nueva York. Es un argumento absurdo, porque las poblaciones de estas ciudades son muy superiores a la de Madrid. Con los hoteles actuales, y los que se van a incorporar al mercado en los próximos meses, hay capacidad de sobra para albergar a los posibles visitantes en los Juegos.