Javier Jiménez Córdoba
Fin de la contradición en los comercios
El centro comercial ha dejado de verse como la macro superficie que auguraba el fin del pequeño comercio y se percibe como una alternativa de éxito
En los últimos años, estamos siendo testigos de la tendencia, cada vez más acusada, que muestran los pequeños comercios, antes situados a pie de calle, a concentrarse bajo el manto protector de los grandes centros.
El centro comercial se perfila, así, como una válida herramienta para el pequeño comerciante, ya que le proporciona un entorno agradable en el que el consumidor puede encontrar un amplia oferta de productos en un espacio acotado, a la vez que le ayuda a mantener el delicado equilibrio necesario en los gastos de instalación y mantenimiento, mientras se beneficia de una cuidada imagen de marca y de una serie de servicios, aglutinados también, bajo el paraguas del centro comercial.
Hay que tener en cuenta, además, que cuando hablamos de centros comerciales, ya no nos estamos refiriendo a las macro superficies de hace unos años. En Reino Unido y Francia, la tendencia a construir este tipo de complejos se está invirtiendo, debido a la enorme competencia existente por construir edificios de calidad y a la constatación de que en sectores, como el alimenticio, es posible mantener precios reducidos en edificios mucho menos complejos. En algunos países esta tendencia reductora es ya una realidad y se están construyendo hipermercados con menos 30.000 m2 en los que el consumidor puede encontrar ropa, productos de cocina, muebles, alimentos, modas, etc. Este tipo de edificaciones crea economías de escala y son considerablemente más baratas de construir que el centro comercial al que estamos habituados.
Por ese motivo, creo firmemente que la edificación a bajo coste de centros comerciales de calidad es totalmente posible si se ejerce un férreo control a lo largo de todo el proceso de construcción, y es ahí donde tiene cabida el project management, que impulsa la detección temprana de problemas y facilite la adaptación al cambio para entregar el proyecto en plazo y mantener al cliente satisfecho. Para los pequeños comerciantes, el papel de esta metodología no es otro que el de velar por que los costes de edificación, en conceptos tan fundamentales como la reforma de su tienda, la colocación de estanterías o la instalación de cámaras de refrigeración, no se disparen cuando estos materiales tienen que ser importados. Así pues, el project management juega un papel fundamental en el retorno de la inversión del pequeño comerciante, para quien cada pequeña aportación monetaria a su negocio le supone un titánico esfuerzo.