1.- Los Estatutos de Autonomía de 17 comunidades, cada una de ellas dispuesta a no ser menos que el vecino. Con más dureza los de Cataluña, País Vasco y Galicia.
2.- La reforma de la Constitución. No sólo para amoldarla a los nuevos Estatutos, también para afrontar la sucesión en la Corona y dejar vía libre, sin cortapisas, ni preferencias, a las mujeres.
3.- El encuentro con el líder de la oposición, Mariano Rajoy. Muchos temas a hablar y una relación institucional a recomponer, teniendo en cuenta que el presidente del PP ya se ha entrevistado con Bush en la Casa Blanca, algo que ZP no ha conseguido.
4.- Nuevo encuentro con Ibarretxe y su renovado entusiasmo por su “Plan” de mayor autonomía para Euskadi. Una papeleta difícil que puede estar por delante o detrás del necesario encuentro con el compañero Maragall.
5.- La conferencia de presidentes, anunciada para antes de las vacaciones y trasladada a septiembre u octubre, en razón de las negociaciones con catalanes y vascos, y con el nuevo Gobierno gallego. Otro sapo que tragar ante el previsible rechazo de los presidentes del PP.
6.- La Ley de Educación de la ministra Sansegundo, que tras el varapalo del Consejo de Estado, tiene difícil su tramitación parlamentaria. A nivel de Gobierno, el tema más complicado y el que puede llevar a una siempre negada remodelación del Gabinete.
7.- La nueva Europa que aparece en el horizonte, con Tony Blair de líder, un Chirac en horas bajísimas, y un Schroeder que puede dejar paso a Angela Merkel, en un cambio de política y partido que daría un vuelco a Alemania y a la actual correlación de fuerzas.
8.- La entrevista con el presidente norteamericano. George Bush ya le ha “ninguneado” bastante, haciéndole pagar la salida de las tropas de Irak y su postura ante la bandera de Estados Unidos en el desfile de las Fuerzas Armadas. Debería producirse antes de terminar el año.
9.- Un reajuste en el Gobierno y en el PSOE, de cara a la larga carrera electoral que nos llevará a los comicios autonómicos y municipales, con Madrid y Valencia como objetivos de primer orden. El papel de Pepe Blanco es la mejor de las pistas.
10.- Nuevas leyes antiterroristas, si quiere seguir la senda de Gran Bretaña, Francia e Italia. Muy unida a la emigración y a los problemas de integración social y cultural que plantea, tendentes a aumentar de forma geométrica en los próximos años.
Planteadas las asignaturas, el presidente ya ha dado señales de que, ante la disyuntiva de elegir entre gobierno y partido, y los problemas de cada uno de ellos, opta, hoy por hoy, por los del partido. El incendio de Guadalajara lo ha demostrado. Bajo ese prisma, ZP empieza a encontrar en el interior del PSOE serios escollos a sus planes “territoriales”.
La durísima andanada de Manuel Chaves contra el Estatut de Cataluña casi coincide con lo dicho por el líder de la oposición, Mariano Rajoy, en la clausura de los cursos de Faes. Y no es cualquiera quien se revuelve esta vez contra la dependencia que Zapatero muestra respecto de los planes del tripartito catalán: Chaves estaba en Suresnes, en 1974, cuando el grupo en el que figuraban Felipe González, Alfonso Guerra, Enrique Múgica y Nicolás Redondo Urbieta se hicieron con el poder en el PSOE frente a los históricos en el exilio. Luego, Chaves ha sido de todo en el socialismo español, y a punto estuvo de sustituir a Felipe González al frente del Gobierno; y, si no ocurrió, fue porque Chaves no quiso.
Ahora, el presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía -hay que tener en cuenta al propio electorado- se une públicamente a las voces de Guerra, González, Ibarra, Bono, Francisco Vázquez, y del castellano-manchego Barreda, entre otros, para distanciarse del proceso abierto por Zapatero-Maragall.
Algún ministro más, aparte de Bono, pasa por mostrarse igualmente reticente ante la ‘invasión estatutaria’ que se ha desatado, por considerarla un peligro para la unidad de España. Por ejemplo, el de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla. O el vicepresidente económico Pedro Solbes. Y desde su lejanía bruselense, Javier Solana se muestra “horrorizado” con lo que está pasando.
Con cautela, lo cierto es que estos socialistas comparten, naturalmente sin sus críticas altisonantes, la visión expresada por Mariano Rajoy en sus últimas comparecencias, señaladamente en la clausura del curso de verano de Faes. Rajoy tuvo frases demodeladoras contra Zapatero, al que acusó de haber “renunciado a España”, de estar en manos del tripartito catalán y de “haber colocado a España en manos de los que no la quieren”. Curioso que el aldabonazo de Rajoy tuviese, en algunos medios (RNE, SER, digital de El País), más repercusión que el de Chaves.
Se está produciendo, ahora que también está a punto el ‘bipartito’ gallego, con la vicepresidencia de este Gobierno regional en manos del nacionalista Anxo Quintana, una auténtica rebelión en contra de la “aceleración estatutaria que puede acabar rompiendo España, aunque aparentemente España siga unida”, en frase de un dirigente ‘popular’. Al menos once presidentes de comunidades autónomas se mantienen en contacto para forzar una mayor ‘solidaridad interterritorial’ y oponerse al ‘avance inconstitucional’ que suponen el Estatut catalán o el ‘Plan Ibarretxe’, que vuelve a ser una amenaza.
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