Arquitectura/Mónica Figueres
Nace en Nueva York la nueva era del jazz
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
La música negra, la década de los años 20, los ecos dolidos de la trompeta y del piano y los pasacalles al estilo de Nueva Orleans han vuelto a inundar de jazz las calles de Nueva York casi un siglo después de que aquellos sonidos empezaran a trasgredir el panorama musical de la época de los grandes mafiosos norteamericanos. Nada más acertado para la inauguración de un espectacular centro como el Frederick P. Rose Hall, conocido como “La Casa del Swing”, en el que se han invertido 128 millones de dólares (unos 94 millones de euros) y que ha sido construido para cumplir las grandes ambiciones de los amantes del jazz y para ser un escaparate fundamental de este estilo musical en el siglo XXI.
El Frederick P. Rose Hall, promovido por el Lincoln Center, está instalado en uno de los edificios más vanguardistas y más recientes de la ciudad: el Time Warner Center, un rascacielos acristalado que se levanta en el lado oeste de Manhattan y que tiene una vista privilegiada sobre el mítico Central Park. El arquitecto que ha diseñado La Casa del Swing, el uruguayo afincado en Nueva York Rafael Viñoly, ha dotado a todas sus salas y auditorios, que suman una superficie total de 9.300 metros cuadrados, de una acústica muy cuidada y las ha dibujado con una estética moderna y funcional de líneas rectas. Entre las salas de espectáculos destacan el Rose Theater, con una concepción más clásica, y el Allen Room, un innovador anfiteatro que se abre al cielo de Manhattan mediante una gran cristalera.
Además de ser la sede del jazz, tanto del más convencional como del más innovador, el Frederick P. Rose Hall tiene como objetivo la formación de nuevos músicos y la potenciación de jóvenes talentos. Con esta finalidad se ha reservado una superficie de 400 metros cuadrados para aulas, talleres y centro de conferencias, por donde pasarán los expertos más aclamados del mundo.
“Queremos un centro abierto, porque el jazz es conversación, es un diálogo entre los músicos, entre los artistas y su público, entre el arte y el mundo”. Con esas palabras ha explicado el director ejecutivo del centro, Dereck Gordon, lo que les ha impulsado a crear La Casa del Swing. Hoy en día, el jazz es, para la mayoría, una música ‘de culto’, para eruditos, pero lo cierto es que su nacimiento se pierde en una confluencia de formas y estilos musicales de la cultura afroamericana, una de las más castigadas socialmente a lo largo de la historia, y en sus melodías perviven y evolucionan sonidos procedentes de Africa, de Europa y de América en perfecta armonía.