Oficinas
Rehabilitada
y diáfana
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Uno de los elementos que aporta mayor valor a una oficina es su modernidad y su capacidad para adaptarse a las nuevas redes de comunicación y las tecnologías. Esa es la principal desventaja de los edificios situados en el centro de las ciudades, si se comparan con los nuevos parques empresariales.
Por eso, los propietarios de las oficinas situadas en los cascos históricos suelen recurrir a la rehabilitación para incrementar el valor del inmueble y hacerlo más atractivo al cliente.
En momentos puntuales del ciclo inmobiliario, como ocurrió en la etapa de auge de las tecnológicas, la demanda superaba a la oferta y las oficinas se entregaban tal cual para que el inquilino se encargara de rehabilitarlas. “Hoy en día, estas situaciones se dan en casos puntuales y siempre negociando el precio de alquiler, como ha sucedido recientemente con los despachos de abogados Garrigues o Uría”, comenta Pedro de Churruca, consejero director general de Jones Lang LaSalle.
Una vez rehabilitadas las oficinas, las empresas prefieren que se las entreguen diáfanas, para poder redistribuir la superficie. En algunos casos incluso los propios directivos carecen de despachos y los únicos lugares cerrados en los que pueden tener confidencialidad son las salas de juntas.
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