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Pasaba por allí/Olga Heras

Simancas en la cuerda floja

Ferraz hecha humo. A punto de darse inicio al congreso de exaltación de Zapatero, el secretario de Organización Federal del PSOE, José Blanco, ahorma los próximos cónclaves regionales, entre ellos el de la soliviantada FSM.
En la mesa de Blanco, además de la paridad de la nueva ejecutiva madrileña, dos temas controvertidos: la continuidad o no de Antonio Romero y Ruth Porta en la dirección regional (el responsable de Organización quiere que ambos abandonen la ejecutiva o, en el peor de los casos, pasen a un discreto segundo plano en esta Federación) y apaciguar las revueltas que en las últimas semanas se han desatado contra Rafael Simancas.

Dos afrentas consecutivas al acostismo, agrupaciones divididas por el florecimiento de disidentes, falsas promesas de “ascenso” al cielo de Zapatero a alcaldes y diputados, merced a unos cargos que finalmente han resultado ser simple humo del botafumeiro simanquista y un sector crítico, el de Antonio Carmona, que goza de un inesperado protagonismo como punta de lanza del descontento reinante en el socialismo madrileño. Todo ello, más los no olvidados desplantes del líder de la FSM al “aparato” de Ferraz, da como resultado un cocktail explosivo que puede poner en peligro las aspiraciones de Rafael Simancas a la Secretaría General de esta Federación en el próximo congreso regional, que se celebrará los días 16, 17 y 18 de julio.

Si en un principio Ferraz se mostró favorable a dar continuidad al liderazgo de Simancas (otra cosa bien distinta es su candidatura a los comicios autonómicos de 2007), evitando así no entrar en una espiral de enfrentamientos, la tensión de alto voltaje que se ha desencadenado en las agrupaciones socialistas, ha hecho que el Federal se cuestione la idoneidad de preservar en el cargo al actual secretario general de la FSM. Los problemas en esta Federación se han acuciado después de que Rafael Simancas haya forzado la máquina para demostrar que tiene, y sobre todo ejerce, mando en plaza, especialmente frente a la familia acostista.

En menos de un mes, Simancas ha doblado el pulso al líder de este sector mayoritario de la FSM, colocando a Pepe Acosta primero en el furgón de cola de los delegados al congreso federal y ahora de su propia agrupación. El empecinamiento del secretario regional y su núcleo duro por golpear el flanco acostista antes del cónclave regional, resulta inexplicable para muchos dirigentes de esta Federación, máxime si se tiene en cuenta el apoyo explícito que esta familia había brindado a su candidatura como líder de la FSM. “Cabreo mayúsculo”, por tanto, en las filas de un sector que sólo encuentra explicación a tan insólita operación de castigo en su resistencia a que la guardia pretoriana de Simancas, Antonio Romero y Ruth Porta, revaliden su cargo en los órganos de dirección.

El ruido de sables se escucha por ello claro y nítido en esta Federación, donde, salvo los críticos, nadie, ni siquiera el propio Acosta, pretendía a priori “destronar” a Simancas de la Secretaría General (las órdenes de Ferraz así lo aconsejaban), pero los últimos acontecimientos arrojan más de una duda razonable sobre la posición de los acostistas (35% de la Federación) en el congreso. (Las venganzas, no obstante, se sirven en plato frío y Acosta puede optar por apoyar el liderazgo de Simancas, pero atándole de pies y manos).
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