Nino Olmeda
Espíritu Real y reordenación

El evento del pasado sábado, además de provocar multitud de agobios ciudadanos y numerosas emociones a los madrileños de todo tipo, unió a casi todos los representantes del bipartidismo bajo una misma frase: “La felicidad de los contrayentes es la felicidad de todos los españoles”. Eso dijo el presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, que, además, guió con sus palabras a los líderes de su partido en Madrid a la hora de hacer declaraciones de adhesión y consentimiento con todo lo relacionado con este evento.
Sus declaraciones, en línea con su nuevo talante, iban dirigidas a agradecer a todos y todas su colaboración en el desarrollo del enlace real y resaltar la imagen de modernidad que se dio. Con anterioridad, la presidenta regional, Esperanza Aguirre, había destacado en la rueda de prensa posterior al último Consejo de Gobierno que las molestias sufridas por los madrileños serán resarcidas con creces. Eso mismo dijeron desde el Ejecutivo de Zapatero para poner de manifiesto que los atascos y demás padecimientos no son nada en comparación con lo que llegará como consecuencia de las retransmisiones televisivas que han llegado a más de mil millones de personas.
Antes no conocíamos el coste del evento, ahora dicen que se gastaron unos 5.000 millones de las antiguas pesetas, pero nunca descubriremos cómo se incrementaron las inversiones extranjeras, las ocupaciones hoteleras y demás parámetros que miden cuánto hemos sido recompensados con creces. Aguirre dijo esto en público, pero no se refirió en ningún momento a las razones que llevaron a los organizadores a no invitar al evento a todos los miembros de su Gobierno, como sucedió cuando otros enlaces reales se llevaron a cabo en Andalucía o Cataluña.
El espíritu real se mantuvo cuando el evento pasado por agua ya había pasado. Simancas declaró, sin que nadie le preguntara, que quería desear “toda la felicidad del mundo” a los príncipes de Asturias y agradecer a la Casa Real la elección de Madrid como lugar para la boda. IU, cada vez con menos espacio político, tuvo que conformarse con la nada publicitaria.
Pasado el evento, las formaciones políticas con representación parlamentaria se preparan para la aprobación definitiva de los Presupuestos de la Comunidad de Madrid para 2004. El PP, tan generoso como siempre, ha tenido a bien aceptar un par de enmiendas de la oposición.