César Pelli
"Quiero que cada proyecto hable de su ciudad, por lo que intento redescubrir su esencia"
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h

La trayectoria profesional del arquitecto argentino César Pelli, nacido en Tucumán y consagrado en Nueva York, está hoy situada en la parte más alta de su prestigio. Después de levantar algunos de los rascacielos más importantes del mundo, como las Torres Petronas de Kuala Lumpur, en Malasia, o el World Financial Center de Nueva York, entre otros muchos edificios de altura, Pelli traslada el empuje de su imaginación a España, donde va a redefinir los perfiles del nuevo barrio bilbaíno de Abandoibarra y del antiguo solar de la Ciudad Deportiva del Real Madrid.
Gema Fernández
- Es el creador de las hasta ahora torres más altas del mundo, las Petronas, y su currículum está repleto de obras de gran altura, ¿cómo definiría un rascacielos?
- Se trata de edificios muy particulares, que tienen que reunir varias condiciones para denominarse rascacielos. Una de ellas es que tienen que debe sobresalir por encima de los inmuebles que lo circundan, sin importar los metros o los pisos. Es esencial, además, que tengan una línea imaginaria vertical, simulando el eje del mundo que aparece en casi todas las culturas, que conecte el centro de la tierra con el cielo, pasando por todo el edificio, y que ésta se manifieste de alguna forma en el diseño y remate en lo alto del inmueble de manera concluyente.
Construir un rascacielos es aproximarse al cielo, y hay que hacerlo con devoción, amor y respeto.
- Ese deseo humano de tocar el cielo, ¿cómo se traduce en la arquitectura?
- Construir en altura es algo que existe desde siempre, como existen las montañas. Los faraones se enterraban en sótanos, pero encima se hacían construir pirámides, unas construcciones que, hasta hace relativamente poco tiempo, fueron las más altas de occidente. Los zigurat mesopotámicos, los campanili italianos, las torres de defensa, están ahí como un deseo de crecer. La Biblia incluso ya habla del fracaso de la torre de Babel.
Los rascacielos tienen grandes ecos emocionales en la sociedad. Es curioso que los mejores rascacielos se construyeron a finales de los años 20, cuando los arquitectos trabajaban de forma pragmática, con menos teorías, es el caso del Empire Estate. Y es que los buenos rascacielos contienen elementos mucho más emocionales y simbólicos, de querer conectar directamente con el corazón de la gente.
- ¿Cree que los ya pasados atentados contra las Torres Gemelas han influido en la manera de planificar y diseñar los nuevos edificios urbanos? ¿Se continuarán construyendo rascacielos?
- Después del 11-S, se ha producido una revisión de los códigos de construcción en todo el mundo, y se ha llegado a la conclusión de que hay que poner énfasis en los métodos y sistemas de evacuación; así como en los materiales. Por ejemplo, se ha comprobado que el hormigón de alta resistencia es mejor que el acero.
Sin embargo, los edificios altos siguen y seguirán construyéndose. Es cierto que entre las empresas que promueven inmuebles de este tipo, principalmente en Nueva York, existe el temor a que los inquilinos no quieran ocuparlos. Es decir, se trata más de un miedo al fracaso económico de un proyecto. En cambio, en Asia, concretamente en Hong Kong, donde estamos terminando un rascacielos de 88 plantas, no he encontrado ninguna preocupación por este tema.
- ¿Qué caracteriza a sus diseños arquitectónicos?
- Enfrentarme a un nuevo proyecto es un todo un desafío para mí. Cuando lo hago, trato de diseñar para el lugar, por lo que intento redescubrir la esencia de cada edificio y no repito mis diseños, aunque sí las soluciones formales.
Quiero que cada proyecto hable de su ciudad, no de mí, aunque esto es inevitable, por mis preferencias a la hora de elegir materiales, formas o colores.
- Entonces, ¿cree que la singularidad de los nuevos edificios debe circunscribirse al entorno?
- Por supuesto. La novedad por la novedad rompe la continuidad formal esencial que debe tener toda ciudad, y eso no es aceptable.
- Usted ha construido en Estados Unidos, en Europa, en Asia, ¿qué diferencias ha encontrado entre unos y otros países y culturas?
- Teniendo en cuenta que un arquitecto no puede trabajar con libertad absoluta y que está sometido a la presión de los presupuestos y las exigencias de los promotores, las diferencias son muchas. Por ejemplo, construir el Canary Wharf en los muelles del río Támesis (1991) fue muy difícil, había que hacerlo con una planta dada y una altura concreta. De hecho, en esa zona se habían construido ya torres de hasta 30 plantas, pero en el centro se optó por un rascacielos de 52 plantas, para dar carácter al proyecto urbanístico. Pero en Londres, como en muchas otras ciudades europeas, eso puede hacerse sólo lejos de los centros históricos, por un problema de escala, contrariamente a lo que ocurre en Estados Unidos.
- Hasta hace poco nunca había trabajado en España y actualmente tiene dos proyectos en marcha en nuestro país, la torre de Abandoibarra, en Bilbao, y la torre de Cristal, en Madrid, ¿qué significa para usted?
- Como iberoamericano miro a España con gran cariño, por eso me resulta especialmente emotivo realizar varios proyectos aquí, es como volver a las raices.
- En la capital de Vizcaya, se encarga del plan rector del puerto, en el nuevo barrio de Abandoibarra, así como de la construcción de la torre que, en un principio, iba a ocupar la Diputación. ¿En qué consiste su proyecto?
- Se trata de una antigua zona industrial y portuaria de 35 hectáreas, situada en pleno centro urbano y que se está está siendo transformada por la sociedad Bilbao Ría 2000 para convertirse en el nuevo símbolo de la capital vizcaína. La torre de Abandoibarra, de 32 pisos y unos 150 metros de altura, tiene una ubicación muy especial, justo en el centro del nuevo barrio, y ejerce una simetría muy fuerte sobre el eje diagonal. Su base es un triángulo isósceles y sus lados son curvos, para adaptarse al diseño del museo Guggenheim, que queda a uno de sus lados y al palacio Euskalduna, al otro, pero sin competir arquitectónicamente con ninguno de ellos. Estará flanqueada por dos edificios gemelos que, en conjunto, formarán 69.500 metros cuadrados de superficie destinada a oficinas del máximo nivel.
- En Madrid, diseñará la denominada torre de Cristal de La Mutua, que se construirá en los antiguos terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, ¿qué novedades plantea su diseño?
- La torre de Cristal marca una nueva zona de negocios de Madrid y su diseño pretende reflejar la pujanza de España y ese paso hacia el futuro que están dando la ciudad y Mutua Madrileña. Se trata de un edificio optimista, con un eje vertical implícito y lleno de facetas, para que pueda verse de forma diferente desde los distintos puntos de una ruta con un denso tráfico como es el paseo de la Castellana.
Hemos empleado el vidrio para recubrirla porque pretendemos que refleje las diferentes luces del cielo madrileño, como si fuera un diamante tallado, y parezca que la torre tiene vida, se mueve dependiendo de la intensidad de la luz que refleje.
El edificio culminará en una zona acristalada con un jardín, que se iluminará durante la noche, como si fuese un faro al norte de la Castellana, marcando un hito en el cielo de la capital, mientras que, durante el día, la torre se verá como una escultura de cristal tallado que parece querer llegar al cielo.
La planta es un rectángulo con ochavas, que se van haciendo más pronunciadas a medida que subimos. Medirá 250 metros de altura y contará con 51 plantas sobre rasante, más seis subterráneas.
Creo que será un proyecto que tendrá una gran influencia en la vida de los madrileños y estoy ansioso de que se comience a construir y de verla iluminada brillando contra el cielo de la capital.
- ¿Qué medidas de seguridad se han tenido en cuenta en su diseño?
- El proyecto contará con las más avanzadas medidas técnicas y profesionales para implementar la normativa vigente en materia de seguridad y garantizar la prevención y la protección de las personas. El sistema de alarma de incendios estará controlado por un ordenador provisto de sensores, que organizará la evacuación por fases, mediante mensajes de alarma y control de voz. En cada planta existirá un sistema de protección mediante rociadores, con aljibe, bombas eléctricas y válvulas. Además, cada una de las vías de escape en caso de incendio estará presurizada de forma independiente.
Las áreas de oficinas, servicios y estacionamiento serán ventiladas mecánicamente para controlar el movimiento del humo, con ventiladores resistentes a 400ºC por un periodo de una hora.
- ¿Qué opina de la arquitectura bioclimática? ¿Cree que es posible generalizar el uso de materiales menos contaminantes y el empleo de ciertos 'trucos' de diseño arquitectónico para 'sacar partido' a un inmueble y contaminar menos el planeta?
- Por supuesto. Ese es otro aspecto que trato de cuidar en todos mis proyectos. En el caso de la torre de Cristal, empleamos tres capas de vidrio, que componen una pared bioclimática que permite pasar la luz natural, mientras que las persianas regulan ese paso. Cada planta tiene tomas de aire independientes, lo que permite ahorrar energía. Además, se instalarán paneles fotoeléctricos en los techos inclinados del jardín que culmina el edificio.