Los empresarios presentan dos proyectos para unir las rías gallegas

Marisa Prado.

Vigo

En Vigo han sido los empresarios los que han puesto sobre la mesa la iniciativa que llevaría a construir un túnel bajo el mar, con una serie de viales que permitirían unir las dos orillas que se encuentran en el denominado estrecho de Rande y en el que se levanta el imponente puente del mismo nombre por el que pasa la AP-9.

La idea es dar una alternativa a esta infraestructura que en, aproximadamente diez años, creen que podría encontrarse totalmente saturada por el enorme volumen de tráfico que soporta diariamente -se calcula que lo atraviesan alrededor de 50.000 coches al día-. En su día este puente constituyó una de las obras más emblemáticas que se efectuaron en España, y permite unir Vigo, O Morrazo y Pontevedra. Los miembros de la Confederación de Empresarios de Pontevedra sugieren que a estas tres localidades se una además Arousa.

La oposición.- Sin embargo, la posibilidad de construir un túnel bajo el agua no es bien acogida por algunos expertos, que señalan que esta alternativa provocaría un gran impacto medioambiental en la ría. Estos proponen que, para descongestionar el actual puente, lo idóneo sería la construcción de uno nuevo en una zona situada entre el actual y el área de A Guía, y que tendría un presupuesto aproximado de cien millones de euros.

Y, si la congestión de tráfico y la saturación en la capacidad de Rande para seguir admitiendo vehículos es la excusa para plantear este tipo de iniciativas, en A Coruña se utiliza el argumento de unir la urbe herculina con Ferrol para acortar el número de kilómetros que separan actualmente las dos localidades, pasando de los 60 que se contabilizan ahora a poco más de 13 kilómetros.

Para llevar a cabo esta obra, se tendría que acometer la construcción de tres puentes, que cruzarían las tres rías de Ferrol, Ares y O Burgo, y que tendría un coste de 1.200 millones de euros.

El estudio efectuado por el ingeniero y catedrático de la facultad de Caminos, Canales y Puerto de la Universidad de A Coruña, Santiago Hernández Ibáñez, para llevar a buen fin la construcción de la infraestructura, se basa en dos pilares fundamentales: el primero es que esta unión supondría un gran acicate para las empresas gallegas, a las que se les presentaría la oportunidad de adquirir elementos de alta tecnología, lo que repercutiría directamente en su competitividad con otras firmas.

El segundo es que, según explica el ingeniero, es buen momento de presentar un proyecto de estas características por la prórroga que tendrán los fondos europeos para ciertos asuntos, entre los que se encuentra la creación de grandes infraestructuras dedicadas al transporte terrestre.

Financiación europea.- Esta afirmación se basa, según explica Hernández Ibáñez, en que desde la Unión Europea se están financiando grandes obras como ésta, concretamente, un puente de cuatro kilómetros que unirá el Peloponeso con el continente o el que enlazará Sicilia con el resto de Italia. Dos realidades tan ambiciosas como la que se pretende llevar a cabo en el gran puerto de los Artabros, como denominaban ya los romanos a las tres rías altas gallegas.

La idea, que se gesta desde el año 2000, podría contar con la aportación por parte de la Unión Europea del 50% de los fondos necesarios para llevarla adelante. El proyecto representaría un gran revulsivo para la economía gallega y sus empresas, ya que “no sólo garantizaría un futuro mejor para Galicia, sino que se llegará a éste con mejores infraestructuras”, según señala Hernández Ibáñez.

A esta circunstancia hay que sumarle que “en construcción existe un efecto retorno, ya que el 50% del presupuesto se reinvierte en la sociedad”, según manifiesta el presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia, Antonio Fontenla, lo que provoca que esta actuación se convierta en más apetecible, si cabe.

Además, supondría la aparición de un mercado añadido, el tecnológico, en el tejido económico de la comunidad, según ha dicho Hernández.