Los 9,1 kilómetros han contado con un presupuesto de más de 117 millones
La apertura del tramo entre Fene y Ferrol concluye la autopista del Atlántico
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
El último tramo de la autopista del Atlántico, que discurre entre las localidades coruñesas de Fene y Ferrol, ha entrado en funcionamiento después de una inversión de 117,50 millones de euros y casi tres años de obras para llevar a cabo la construcción de los últimos 9,1 kilómetros que concluyen la vía. Este tramo cuenta con el túnel de mayor longitud de toda la autopista, con más de un kilómetro.
Marisa Prado
A Coruña
El 31 de enero de 2001 comenzaron las obras de los 9,1 kilómetros de la autopista AP-9 que separan Fene y Ferrol. Casi tres años después, el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, el ministro de Fomento, Francisco Alvarez-Cascos, y el presidente de Audasa, José Miguel Orti Bordás, han inaugurado el tramo para el que fueron necesarios 117,50 millones de euros.
La apertura al público de esta vía rápida supone la conclusión de los 220 kilómetros de la autopista del Atlántico, que comunica Galicia de norte a sur y que la une con Portugal. En total, 880 kilómetros desde Ferrol hasta Lisboa que se realizan sin salir de la vía rápida.
El tramo gallego de la autopista puede efectuarse en unas dos horas, mientras que el que discurre por territorio portugués se lleva a cabo en seis horas. Las obras de esta infraestructura se pusieron en marcha hace 30 años, cuando en 1973 se constituyó la sociedad Autopistas del Atlántico (Audasa) y el 17 de diciembre del mismo año comenzaron los trabajos del puente de Rande, en la ría de Vigo.
En 1981, se inauguró el tramo Pontevedra sur-Vigo, y el tiempo para recorrer los 33 kilómetros que separan las dos ciudades se redujo de una hora a media hora, lo que supuso un ahorro evidente de tiempo. Igual ocurrió con la distancia entre Santiago y A Coruña, los 62 kilómetros que discurren entre las dos localidades se hacían en dos horas, mientras que en la actualidad se recorren en media hora.
El tramo entre Fene y Ferrol ha sido uno de los más laboriosos y costosos por la infinidad de túneles y puentes que ha sido necesario construir. Además, se han incluido diversos pasos, tanto bajo la vía como sobre ella para facilitar la comunicación entre las dos orillas.
La empresa Dragados, responsable de su construcción calcula que, para poder ejecutar el proyecto, ha efectuado un movimiento de tierras, que ha alcanzado los dos millones de metros cúbicos.
El tramo ahora finalizado, comienza en el enlace de Fene y avanza sobre la vaguada del río Magalofes, que salva mediante un viaducto de 390 metros de longitud y una altura de 47 metros. La carretera continúa por una trinchera de 400 metros para entrar en el valle de Vilanova, sobre el que pasa a través de otro viaducto de 870 metros de longitud y 50 metros de altura.
A continuación, la vía atraviesa el monte Sartego gracias a la construcción de un túnel de un kilómetro de longitud, tras el que se accede al enlace de Neda.
Otro de los escollos que se han encontrado en su camino los responsables de la obra es la ría de Ferrol, que se ha cruzado mediante un puente de 1.168 metros de extensión y con una altura de 20 metros sobre las aguas.
En cuanto a los enlaces, la autopista dispone de uno en O Couto para acceder a Narón, el polígono de A Gandara y la carretera de la Trinchera. En Freixeiro existe otro acceso hacia la carretera de Castilla y el polígono Río do Pozo.
La conexión llevada a cabo para unir Fene y Ferrol está considerada como una obra de gran complejidad técnica, ya que gran parte del recorrido atraviesa zonas densamente pobladas, en las que existen fuertes desniveles del terreno y con enlaces hacia cada uno de los núcleos urbanos y polígonos industriales que existen en la comarca ferrolana.
En este trazado, al igual que ocurre con toda la autopista del Atlántico, los técnicos han aplicado medidas de protección que fueron incluidas en la declaración de impacto ambiental del proyecto. Esta circunstancia han permitido que la vía se integre de manera adecuada en el paisaje.
Una de las zonas más complejas de todo el trazado es la que discurre desde el enlace de Freixeiro hasta el final de la autopista en San Juan de Filgueira. A lo largo de 1.700 metros, la carretera va por un entorno urbanizado, lo que ha hecho imprescindible la disposición de pasos para peatones y vehículos a diferente nivel de la calzada.