El trasvase del Ebro costará 4.207 millones que pagarán los beneficiarios mediante cuotas

Pablo Sola.

Madrid

El polémico trasvase del Ebro comenzará su construcción en las provincias de Murcia (8,2 km), Almería (6,5 km), Castellón (4,1 km) y Alicante (12,9 km), que aprovecharán infraestructuras ya existentes y donde se invertirán 124 millones de euros en doce meses. Así, se inicia el proceso de creación de la mayor infraestructura hidráulica realizada en España, que transferirá 1.050 millones de metros cúbicos anuales hasta las cuencas internas de Cataluña y a las cuencas del Júcar, Segura y Sur.

El trasvase del Ebro, cuando esté finalizado dentro de seis años, realizará la toma del agua en Tortosa mediante una derivación lateral que “en nada influirá en el cauce del río”, según Nicolás Steegmann, director de construcción de Trasagua, empresa constituida para llevar a cabo las obras del Plan Hidrológico Nacional. “Allí habrá filtros de hasta un milímetro y luego se eliminarán las larvas del mejillón cebra con un tratamiento de cloro o permagnato potásico o con la propia presión de la impulsión”, explica Steegmann.

El cauce del trasvase, con una longitud total de 914 kilómetros, será un canal abierto con forma de trapecio, con una anchura de 12 metros en los sitios de mayor caudal, que variará desde los 50 metros cúbicos por segundo (m3/s) en la toma hasta los 4,5 m3/s al final. “Para atravesar ríos o ramblas se utilizarán acueductos o tuberías enterradas, llamadas sifones, sobre las que se puede revegetar sin problema”, afirma el director de Trasagua. En el caso de las montañas, se atravesarán mediante túneles.

Los 344 kilómetros de canal se realizarán con una capa de 10 centímetros de hormigón, los 474 de tuberías serán de acero y los 96 kilómetros de túneles se cavarán con tuneladoras.

La pendiente del cauce, que descenderá un metro cada 10.000 que recorra, será suave para evitar torrentes, pero, a la vez, poder aprovechar la gravedad utilizando el mínimo de energía. Además, están previstas nueve estaciones de bombeo para dar impulso al agua, atravesar las cadenas montañosas, volver a nivelar la corriente y continuar aprovechando la caída.

El canal estará dividido en dos ramales, el norte, con 172 kilómetros, terminará en las inmediaciones del municipio barcelonés de Abrera, y el sur, con 742 kilómetros, acabará en la localidad almeriense de Aguadulce.

Trasvase necesario.- “Todos los estudios sobre gestión de los recursos hídricos hechos en España a lo largo de su historia, han demostrado la necesidad de llevar a cabo el trasvase del Ebro”, asegura Juan Manuel Villar Mir, presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de la constructora OHL.

Pero, además, el Colegio ha recomendado complementar esta infraestructura con la transferencia de 350 millones de metros cúbicos a Barcelona desde el Ródano francés y buscar soluciones de desalinización de agua de mar en Almería y Murcia, entre otros consejos.

“La planta desaladora de Carboneras, en Almería, la más grande de España, con 120.000 metros cúbicos de agua desalados al día, tiene un consumo energético a nivel del mar de 4 kilowatios hora (Kw/h) por metro cúbico, más otro Kw/h para poder elevarla al nivel necesario para su utilización”, dice Nicolás Steegmann, “el trasvase consume 2,43 Kw/h sin contar con las centrales de recuperación que se van a construir más adelante.”
Además, en cuanto a producción y coste, serían necesarias 35 plantas como aquella, que ha supuesto una inversión de 186 millones de euros, para generar la misma cantidad de agua que la que se va a transferir, según cálculos de Steegmann. “El PHN prevé un uso mixto, ya que no existen 35 lugares en la costa española para construir plantas como la de Carboneras, que es como una fábrica”, afirma Steegmann.

El presupuesto total de la obra es de 4.207 millones de euros. Además, el plan del trasvase incluye una cuota medioambiental para la cuenca donante de 3 céntimos de euro por metro cúbico trasvasado, más de 3.000 millones de euros al año, que pagarán las regiones beneficiarias a la Confederación del Ebro, que lo distribuirá en obras medioambientales.

Igualmente, los usuarios futuros abonarán otra cuota por la amortización de las instalaciones y los gastos de operación y mantenimiento. “El resto de los españoles no pagamos nada”, ha dicho Steegmann. Lo único que no aportarán estas zonas será el 30% que se ha solicitado como aportación a la Unión EM8DPea y cuya respuesta conoceremos el próximo 16 de diciembre.