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pasaba por allí/Olga Heras

IU, la gran incomprendida

El guerrismo se afianza en la Comunidad de Madrid con Matilde Fernández como número dos de la lista del psoe

OlgaIzquierda Unida se ha convertido en objetivo electoral. Estigmatizada públicamente por los populares, que no paran en barras a la hora de advertir de los peligros de los comunistas, y mirada también de reojo por parte de sus “compañeros” del Partido Socialista, anhelantes éstos de los resultados conquistados por esta formación el pasado 25-M, la coalición lucha contra viento y marea por apuntalar su cuota electoral de los pasados comicios.
Ambos partidos, PP y PSOE, han escenificado sobradamente los puntales de su argumentación, en los que, con diferentes consideraciones, IU es un elemento distorsionador.
Para los populares el escoramiento hacia la izquierda de los socialistas, virtud y gracia a la perniciosa influencia de las huestes de Alfonso Guerra, está suficientemente evidenciado en el acuerdo de gobierno entre el PSOE e IU que comenzaba a fraguarse tras los comicios del 25 de mayo, y en la presumible alianza que puede producirse después de las elecciones de octubre. Críticas a un pacto que el PP adereza con la actual problemática de la España de las autonomías, hasta el punto de acusar a los socialistas de querer “gobernar en Madrid con quienes están impulsando la secesión en el País Vasco”.
Unos ataques esbozados en la anterior precampaña y que ahora se han convertido en pieza clave de la estrategia electoral de los populares para incidir en los “riesgos” que entraña esta alianza, capaz, según ellos, de poner en peligro la estabilidad económica y social de los madrileños conseguida bajo el mandato de Alberto Ruiz-Gallardón.
Los socialistas también se enfrentan a una difícil encrucijada a la hora de plantearse su relación con Izquierda Unida. El rumoreado giro a la izquierda del PSOE, concretado para muchos, entre ellos el PP, en los dos últimos fichajes realizados para la lista autonómica, la ex ministra Matilde Fernández y el ex alcalde José Quintana, abre nuevas posibilidades a esta formación de cara a recabar el voto de ese electorado descontento, que en los últimos comicios favorecieron en las urnas a IU. Una arriesgada pirueta, según algunos dirigentes de este partido, ya que podría hacer perder a los socialistas el voto de centro que tantas ventajas le ha proporcionado en anteriores procesos electorales.
La incorporación de Matilde Fernández como número dos de Simancas ha abierto la puerta a toda suerte de conjeturas, entre ellas, la de reforzar la figura del candidato con una persona significada con la corriente más izquierdista del PSOE. Una adscripción ideológica que la ex ministra de Asuntos Sociales se ha apresurado a matizar, asegurando que es “una socialdemócrata neta y pura, con muchos años de ejercicio en el sindicalismo, formándose en países como Suecia y Alemania en contenidos y valores de la socialdemocracia, que son la capacidad de diálogo, de pacto y de consenso con otras fuerzas políticas y sindicales”.
En lo que no hay duda es en que la incorporación de Fernández ha sido acogida con entusiasmo entre los más veteranos dirigentes regionales. “Matilde es una gran política y es capaz de conectar muy bien con la gente”, indican algunos líderes socialistas. Lo que sí es cierto es que abre nuevas posibilidades de votantes a la candidatura de Simancas.
Pero el mano a mano entre PSOE e Izquierda Unida no sólo se manifiesta en la apuesta decidida de los primeros por ocupar espacio electoral a los segundos, sino en hechos tan significativos como las diferencias surgidas entre ambas formaciones a la hora de abordar la renovación de una parte del Consejo de Administración de Caja Madrid.
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