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Luis M. Lianes

Mirando al futuro con optimismo

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Los expertos bursátiles señalan que tal vez la recuperación de los mercados ha sido demasiado acelerada. De hecho, la escalada alcista se ha concentrado en tres de los seis meses, desde que la estatua de Sadam cayó y, simbólicamente, caía el régimen del dictador. Desde entonces, los mercados se han precipitado en la subida y no se han detenido siquiera para hacer la digestión, proceso tan recomendado en tiempos de esfuerzos continuos. El camino que queda, sin embargo, no será de rosas. Algunos advierten incluso que tiene más visos de tornarse tortuoso.
El gesto más preocupante lo hizo el siempre intencionado Alan Greenspan decidiendo un nuevo recorte de tipos antes de que acabara el semestre: hasta el 1%. La lectura del mercado fue de preocupación; si con los tipos en los niveles más bajos en los últimos cuarenta años la economía estadounidense no es capaz de recuperar el pulso, es que la situación puede ser más preocupante de lo que nos habían pintado.
De hecho, los datos de coyuntura macroeconómica que se publican en Estados Unidos suelen dar una de cal y otra de arena, y no sirven para tener una visión a ciencia cierta de cómo está la principal economía del mundo. Y lo peor es que las otras 'principales' tampoco viven momentos boyantes. De hecho, la japonesa no acaba de despegar ni siquiera con el precio del dinero casi sin precio. Tampoco despunta la alemana; al contrario, cada día que pasa acapara más focos de preocupación, a pesar de las medidas de choque aprobadas por el gobierno socialdemócrata de Schroeder.
Todo esto se dejará sentir en la Bolsa en los próximos meses. Los expertos señalan que los mercados anticipan expectativas y que las que ahora anticipan son las de 2004. Sólo así se explica que los mercados de valores miren al horizonte con optimismo, porque si su mirada se para más acá, tal vez ese optimismo se desdibuje viendo cómo están las cosas en la economía mundial.
El otro escenario de preocupación es el geoestratégico. Parecía que el paseo militar de Estados Unidos y aliados en Irak iba a disuadir a los regímenes del entorno, pero tras la guerra poco ha cambiado el escenario internacional. El eje del mal sigue abierto y no se descartan nuevas guerras disuasorias, que tendrían un efecto pernicioso para la economía mundial, tan dependiente del precio del petróleo. Los mercado mundiales, tan sensibles a la evolución del crudo, acusarían sobremanera nuevos frentes bélicos. Todo, pues, sigue abierto. Muy abierto.
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