
Volver a empezar
Hace ya un año que Martinsa-Fadesa se declaró en concurso voluntario de acreedores, el mayor de nuestra economía, al no poder afrontar el pago de su deuda. En este plazo de tiempo transcurrido, otras grandes y medianas empresas sí alcanzaron la refinanciación de su deuda y consiguieron nuevos plazos para intentar superar la crisis. Pero, irremediablemente, prácticamente todas han necesitado volver a sentarse, o están ahora en ello, con las entidades financieras para negociar nuevos plazos o condiciones.
El problema común de todas es que, aunque se consiga la refinanciación, queda sujeta al cumplimiento de sucesivos planes de negocio. Unos planes que son difícilmente cumplibles puesto que, a pesar de los brotes verdes del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, nuestra economía y, con ella el sector inmobiliario no termina de ver la luz al final del tunel. La venta de vivienda no repunta debido, fundamentalmente, a la desconfianza que genera la situación económica con el aumento del paro y las previsiones de que seguirá su crecimiento y a la ausencia de financiación por parte de las entidades financieras.
En un momento en el que los tipos de interés facilitan claramente la compra, en circunstancias normales las promotoras batirían nuevamente récords con sus cifras de venta. Nos encontramos también con el problema de que, a pesar del mensaje que tratan de transmitir los promotores, existe la expectativa en la demanda solvente, que también la hay, de que los precios de las viviendas van a bajar todavía más con lo que retrasan la compra.
Es necesario que se aclare la situación de las entidades financieras y, sobre todo, que los mensajes que se transmitan a los ciudadanos sean claros y fuera de toda demagogia y especulación.