
El caso del juez trastornado
Hay persoca prisa se ha dado el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que preside Francisco José Hernando, en jubilar al problemático magistrado Ángel Falcón Dancausa, titular hasta el pasado 16 de junio del Juzgado de lo Penal Único de Guadalajara.
El CGPJ sabía desde 1999 que este juez era un enfermo mental, pero hasta ahora no había hecho absolutamente nada para evitar que siguiera juzgando, y todo a pesar de las muchas anomalías que cometía y de los no menos problemas en que ha estado metiendo a la justicia a lo largo de estos nueve años en la provincia castellano-manchega.
Las continuas bajas de Angel Facón Dancausa han ocasionado cientos de retrasos, algunos de hasta tres años, que le han supuesto la apertura de dos expedientes disciplinarios.
En el primero, se reconocía que Falcón sufría un "trastorno depresivo recurrente por el que está recibiendo asistencia médico-psiquiátrica, lo que le ha producido una disminución de su impulso vital con incidencia en su producción laboral e intelectual".
La situación era tan grave que el Consejo tuvo que destinar a su juzgado a otros dos magistrados: uno para despachar los asuntos diarios que llegaban al despacho, y el otro para dedicarse a anular los cientos de juicios celebrados en los últimos tres años, en los que Falcón no tuvo a bien dictar ni una sola sentencia.
A pesar de estar de baja, Angel Falcón aparecía de vez en cuando por el juzgado y se llevaba unos cuantos expedientes, so pretexto de que iba a resolverlos en su casa, lo cual hacía muy de cuando en cuando y con una lentitud desesperante. Posteriormente, Falcón devolvió por fin al Juzgado de lo Penal Único de Guadalajara todos los casos que se había llevado a su domicilio.
El pasado 16 de junio, el BOE publicaba la jubilación forzosa de Ángel Falcón "por incapacidad permanente para el ejercicio de sus funciones judiciales", con efectos del día 28 de mayo de 2008 "y con los derechos pasivos que le correspondan por esta causa".