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Bolsa y ladrillo: vidas paralelas

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
¿Qué tienen que ver el mercado de valores y el inmobiliario? En una primera apreciación pudiera parecer que se trata de dos mundos sustitutivos e incompatibles. Sin embargo, la relación es mucho más estrecha y su evolución va mucho más ligada de lo que a priori pueda creerse.
La inversión bursátil no está reñida con la inversión inmobiliaria ni el ladrillo es simplemente el sustituto natural del mercado de valores cuando descargan tormentas sobre las Bolsas del mundo. Un ejemplo es el último ciclo inmobiliario positivo, una ola que comenzó a formarse al tiempo que se gestaba el boom bursátil –o burbuja bursátil– sin precedentes. La ola en Bolsa arranca a partir de 1996 y toma cuerpo los años siguientes. El problema fue que más que desvanecerse se estrelló abruptamente contra el rompeolas.
Fue en ese tiempo también cuando comenzó a formarse la ola inmobiliaria. En buena parte, el ciclo positivo fue consecuencia del comportamiento cíclico de este mercado, pero ese despegue se benefició en gran medida del efecto riqueza que provocó la Bolsa y que hizo que muchos inversores bursátiles, los más cautelosos, desviaran parte de las plusvalías logradas al sector inmobiliario. Ese dinero contribuyó a la espiral alcista de los precios, porque se destinó a la mejora de la vivienda habitual y a la compra de segundas residencias, especialmente en la costa.
La estrecha relación de ambos mercados, en este caso con carácter sustitutivo, se dejó sentir quizá con más intensidad a partir de marzo de 2000, cuando estalla en Bolsa la burbuja tecnológica que había contribuido a inflar de manera artificial los precios de los valores relacionados, a veces remotamente, con las nuevas tecnologías. Los que pudieron, escaparon al mercado inmobiliario, que se benefició en buena medida del trasvase de dinero de la renta variable –y de los fondos de inversión, muy ligados a la evolución de los mercados de valores– al ladrillo, en busca de una rentabilidad que les estaba arrebatando la Bolsa.
Según un estudio de Analistas Financieros Internacionales patrocinado por Asprima, hay una relación muy directa entre el mercado bursátil y el inmobiliario, de tal forma que una revalorización de la Bolsa de un 10% en un año provoca una subida del precio de la vivienda del 0,5%. Esa relación se eleva al 1,3% en tres años si se mantiene la subida bursátil. Este informe señala que, efectivamente, en un primer momento se produce un efecto sustitutivo entre ambos mercados, pero que dinero llama a dinero y el segundo efecto, el más duradero, es un traslado de la riqueza conseguida en Bolsa al sector inmobiliario.
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