La ampliación del IVAM convertirá el museo en un cubo de acero y cristal de 30 metros de alto

La estructura se convertirá en un prodigio de ingeniería que tendrá forma de rejilla. Cada una las paredes tendrá sólo nueve centímetros de grosor, se sostendrá sobre numerosas y delgadas columnas de 20 centímetros de ancho y servirá para crear un espacio interior, tanto en la explanada como en la parte trasera del edificio. Además, en el techo se habilitarán cristales en algunas zonas, como en la terraza, para solventar los posibles día de lluvia.
Asimismo, el diseño de este inmenso cubo provocará en el espectador un juego óptico. Esto es, de lejos parecerá transparente, pero cuanto menor sea la distancia el edificio se volverá más opaco.
Además, esta nueva estructura del IVAM es una de las claves para la integración del inmueble en el centro histórico, ya que creará un "espacio confortable para ver la ciudad de dentro a fuera y al revés", según ha señalado uno de sus arquitectos, el japonés Sejima.