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España, entre China y el Vaticano

España, entre China y el Vaticano

El Rey agradeció al presidente chino que "trajera" el agua, mientras que la vicepresidenta Teresa F. de la Vega se enfadó con Sodano.
El Rey Juan Carlos I siempre se ha distinguido por su facilidad para lograr momentos de distensión en las farragosas actividades oficiales propias de su cargo. A pesar de la dificultad del idioma, durante la visita del presidente chino Hu Jintao (Hu es el apellido y Jintao el nombre de pila) también se esforzó el Rey en conseguir ese momento de familiaridad. En el momento del primer encuentro, y cuando la lluvia caía con más fuerza, Juan Carlos le ofreció a Jintao su paraguas al mismo tiempo que le comentaba con su mejor sonrisa: “Su visita nos ha traído mucha suerte porque ha acabado con la peor sequía que padecíamos desde hace treinta años. Usted nos ha traído la lluvia”.

Ni que decir tiene que el presidente Jintao (en castellano deberíamos pronunciar Yintao) agradeció de muy buen grado la “exageración” del monarca español, porque no hay cosa mejor para un chino que ser portador de la buena suerte, un concepto muy apreciado en aquel país.

El Gobierno español también ha quedado muy impresionado por la profesionalidad de la delegación china, con la que se firmaron nada menos que 19 acuerdos políticos, culturales y económicos, algunos de ellos de gran complejidad dadas las diferencias existentes entre la economía de libre mercado que impera en España y el sistema mixto chino, donde todavía es difícil hacer nada sin la intervención de “Papá Estado”.

Tensa, muy tensa fue, en cambio, la visita-relámpago de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega al Vaticano. Su encuentro con el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Angelo Sodano, y el ministro de Exteriores vaticano, Giovanni Lajolo, transcurrió en un clima de reproches y dureza verbal. Al punto que, según fuentes diplomáticas, en un momento dado, De la Vega llegó a espetar a Sodano: “Ya está bien”. Se refería así a lo que Moncloa considera una actitud muy beligerante de la jerarquía eclesiástica contra el Gobierno Zapatero.

El primer punto de tensión fue la petición -casi exigencia- del Ejecutivo español, de adelantar la visita al Vaticano, programada para dos semanas después. De la Vega, a través del embajador de España en Roma, Jorge Dezcallar, exigió que el encuentro se celebrara antes de la manifestación contra la LOE. Finalmente, el cardenal Sodano accedió y buscó un hueco en su colapsada agenda, aunque sólo fuera una hora.

En el encuentro, Fernández de la Vega reprochó al secretario de Estado Vaticano esa actitud beligerante que no mantiene “con ningún otro Gobierno del mundo a pesar de que el español es el más generoso con la Iglesia”.
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