De aquí a final de año, los cuatro ases que aguarda ZP son: el adiós a las armas de ETA, la constitucionalidad más escrupulosa del Estatuto catalán o su "detención" en Barcelona, un mano a mano con
George Bush en la Casa Blanca, y la guinda del triunfo de la primera OPA hostil en España. Todo ello en noventa días que se viven en el complejo de La Moncloa y en la sede de Ferraz con gran nerviosismo. Si al presidente le sale la jugada, la oposición se habrá quedado sin fondos y con el agua al cuello. Tranquilidad hasta el 2012 y manos libres para convocar elecciones cuando mejor convenga, sin presiones nacionalistas, con el empresariado bien sujeto (lo de la CEOE se juega en otra mesa y es más de mús ) y con España "colocada" de nuevo en el epicentro del tablero internacional.
El asesor del presidente
Zapatero – con un café y unos churros sobre la mesita de mármol del viejo café - es directo en la respuesta y se muestra muy seguro de sus pronósticos. El calendario de Moncloa es muy simple: en los noventa días que restan hasta la Navidad se deben producir tres acontecimientos muy favorables para España, que colocarán al jefe del Ejecutivo en la Historia con mayúsculas, permitirán al Gobierno y al partido que lo sustenta abordar con enorme tranquilidad la segunda parte de la Legislatura y las próximas confrontaciones electorales dado que dejarán a la oposición con muy pocos y pobres argumentos , y colocarán a nuestro país en una situación de privilegio en el orden internacional, dentro de unas renovadas relaciones con Estados Unidos, la Europa postelectoral y el mundo árabe. En ese orden.
En primer lugar, tras muchos meses de "contactos" y varios interlocutores por ambas partes y hasta con la presencia de un cardenal francés, sobre todo el convencimiento de que los atentados del 11-M cambiaron la dialéctica de la violencia, ETA debe anunciar que renuncia a las armas como paso previo para "comenzar" un diálogo entre el Gobierno y el grupo terrorista a través de su representante político, ya sea éste Herri Batasuna o el Partido Comunista de las Tierras Vascas. Sería el inició de la cuenta atrás para la firma definitiva de la paz en Euskadi y la desaparición de ETA como grupo armado y violento.
Rodríguez Zapatero conseguiría lo que con tanto afán buscaron, desde Argel a París,
Adolfo Suárez,
Felipe González y
José María Aznar mientras ocuparon el sillón de La Moncloa.
En segundo lugar, la redacción definitiva del nuevo Estatuto catalán que debe aprobar el Parlament para su traslado a Madrid debe dejar claro y sin lugar a dudas que el marco político futuro de Cataluña está dentro de la Constitución. Desde ese convencimiento y merced a la acción conjunta de
ZP y del ministro
Montilla sobre
Pascual Maragall y el tripartito catalán, el Estatut será la base del resto de los Estatutos que se irán revisando de las otras 16 Comunidades autonómicas. Eso o que "gracias" a las enmiendas de CiU y ERC se quede en Barcelona y abra una crisis de gobierno en el Ejecutivo catalán. De paso, piensan en Moncloa y en Ferraz, se le quita protagonismo al Estatuto valenciano y al acuerdo firmado por
Francisco Camps y
Joan Ignasi Pla de cara a una eventual presentación del ministro
Jordi Sevilla como candidato a la presidencia de la Generalitat valenciana dentro de dos años.
El tercer lugar y contando con el apoyo directo y explícito del Rey en sus reuniones con la familia
Bush, desde la Casa Blanca debe llegar la invitación formal al jefe del Gobierno español para una entrevista con el presidente norteamericano, dando así por finalizado el enfrentamiento entre ambos mandatarios e iniciando un nuevo periodo de relaciones entre USA y España. Las declaraciones del embajador
Aguirre en Madrid, los "buenos oficios" del ministro
Bono con la cúpula de Defensa USA, y los envíos de tropas españolas a Afganistán, y de medicinas y víveres a Nueva Orleáns, son las últimas piedras que asfaltan ese camino, que tan duro le ha resultado transitar al ministro
Moratinos.
En ese contexto, el año 2006 se convertiría en la mejor de las plataformas posibles para intentar en las elecciones autonómicas y municipales de mayo del 2007 vencer al PP en la única autonomía que desde el PSOE ven accesible, que es Madrid, con "candidato de lujo si fuese necesario, un supercandidato, muy conocido, popular, y bien visto en la zona media del electorado. Sería la gran pelea política de esas elecciones", aseguran desde las dos sedes del poder socialista, Moncloa y Ferraz, incluso con una sonrisa de complicidad entre los equipos de
Rodríguez Zapatero y
Pepe Blanco, que ven a ese candidato pelear de tú a tú con
Alberto Ruiz Gallardón, salvo que
Mariano Rajoy decida utilizarlo para otros menesteres. Pero eso se sabrá el otoño del 2006, que no antes.
Van más lejos en ese panorama idílico en el que parecen sumergidos algunos dirigentes socialistas: "Habrá que reforzar a
José María Barreda en Castilla la Mancha (algo que ya ha comenzado con su remodelación del gobierno de la Comunidad tras el desastre de Guadalajara), y no parece que el ‘experimento’ de
Javier Arenas y del PP en Andalucía con su pretendida IU de derechas, pueda hacernos daños a nivel autonómico y ni siquiera en Sevilla. Valencia es otra cosa, y si "bajase"
Jordi Sevilla, sería con la intención de sentar las bases para un cambio a cuatro años, hoy por hoy, y con el tema del agua por medio, la Comunidad valenciana se presenta muy difícil, salvo que el propio PP, en su pelea entre
Camps y
Zaplana, decida hacerse el haraquiri. La clave de las elecciones será Madrid, tanto la Comunidad como el Ayuntamiento. El que desde Ferraz se haya pedido calma y silencio hasta el otoño del 2006, tiene su justificación. Nada está decidido en cuanto a los candidatos. Y
Zapatero quiere ganar en su tierra, en León, es verdad, pero sobre todo en Madrid. Con
Esperanza Aguirre es ya una cuestión personal, quiere desalojarla de la Puerta del Sol, si es que ella no cambia antes de escenario.
Es un análisis muy simple, sin grandes "descubrimientos" estratégicos y tácticos. Se trata de mantener la economía en funcionamiento, la tasa de desempleo donde está o menos, ayudar a comprar y abaratar en lo posible la vivienda, invertir a lo grande en el 2006 en infraestructuras, elevar las pensiones, procurar no equivocarse en las respuestas ante lo imprevisto y dejar que el tiempo haga el resto.
Zapatero también quiere su mayoría absoluta.
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