Alfonso Rojo
El ojo crítico
Se puede contar un Viaje a la Luna, desde el dormitorio, como hizo Julio Verne, pero en periodismo es imprescindible ver, tocar y escuchar.
Hubo un ministro del Interior, de cuyo nombre no quiero acordarme, de quien
se decía que sólo había visto "chorizos" en la charcutería y así nos fue con él. Con los periodistas, pasa casi igual y nadie se queja. Al menos, nadie lo hace en voz alta.
Es un espectáculo habitual el del tertuliano que salta, sin perder el aliento, del hallazgo de agua en Marte a la subida de un cuarto de punto decretada por la Reserva Federal norteamericana, antes de lanzarse a pontificar sobre el Plan Ibarretxe. Todo eso, después de pasar por Afganistán, disertar sobre armamento sin haber hecho siquiera la mili y tras enumerar soluciones varias al embrollo de los "sin papeles"
Habrá quien argumente, como acostumbro hacer yo, que la tertulia de radio o televisión no es un género periodístico sino puro "show business" y que llevar veinte años sin subirse al Metro, saber de los inmigrantes lo que se puede aprender en la relación con la propia chacha y vivir en urbanización con vigilantes privados, tampoco es un delito.
Seres puros, cuya experiencia más peligrosa ha sido asaltar de noche el frigorífico de casa, eludiendo el ojo crítico de la fiel esposa, te explican en un folio las razones de la crueldad del soldado o los errores tácticos de los generales del Pentágono. Herodoto fue el primero que entendió que, para comprender y describir el mundo con cierto rigor, hace falta recoger material y, para ello, uno tiene que salir de casa, viajar y conocer gente.
Se puede contar un viaje a la luna sin abandonar el dormitorio, como hizo Julio Verne, pero eso vale en una novela. Para hacer periodismo, es imprescindible ver, tocar y escuchar a los que viven, sufren, ríen y mueren.
Digo todo esto, porque empieza un nuevo curso y los periodistas dividimos el año como hacen los escolares. No de 1 de enero a 31 de diciembre, que es lo habitual en el comercio y la industria, sino en función del veraneo.
No hay que ser un lince para adivinar que la temporada se presenta "caliente". Y en varios ámbitos. Los del PP, a los que los incendios estivales y otros desastres han dado la impresión de que el Gobierno Zapatero es vulnerable, ya han largado la primera andanada.
Mariano Rajoy ha advertido a Zapatero que aunque está "dispuesto a hablar" con él, no actuará como "coartada" de sus "desaguisados". Y ha añadido retador que el presidente no puede callar ante los asuntos más importantes de nuestra nación, porque "para eso es el presidente".
Donde la batalla será sangrienta de verdad es en los medios de comunicación. La noticia de la semana es que Iñaki Gabilondo salta de los micrófonos de la Cadena SER a la pantalla de Canal Cuatro, que también es propiedad de Don Jesús de Polanco.La nueva cadena de televisión comenzará a emitir el 14 de noviembre y todo indica que el estreno será sonado. No tanto por la programación, que probablemente sea llamativa, sino por el jaleo que montarán Federico Jiménez Losantos, Pedrojota Ramírez y todos esos tertulianos a los que de refilón me refería un poco más arriba.