Transparencia de altura para ‘The New York Times’
El diseño del nuevo edificio del periódico estadounidense, del arquitecto italiano Renzo Piano,
intenta reflejar los valores del diario: magnificencia, transparencia, y proximidad al ciudadano de a pie
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Accesibilidad y transparencia. Esos son los valores que quiere transmitir el periódico en cada edición diaria, los mismos que inspiran el diseño de Renzo Piano, para la nueva sede corporativa de The New York Times. La mítica Octava Avenida de Nueva York acoge este proyecto del arquitecto italiano, que lo imaginó como una linterna mágica siempre encendida. El complejo está concebido como una torre de cristal, liviana, transparente e integrada en la actividad irrefrenable de la Gran Manzana.
El rascacielos, con 246 metros de altura y coronado por una larga antena que le hace alcanzar los 376, huye de todo elemento que pueda dar la sensación de hermetismo. La torre está aparentemente suspendida sobre un basamento atravesado por un enorme jardín interior de acceso público, visible desde la calle. La intención es llegar a crear múltiples transparencias a lo largo de toda la manzana, que va de la calle 40 a la 41. “Todas las arquitecturas cuentan con historia -dice Piano-, y este edificio remite a la claridad y a la transparencia”.
La nueva sede del periódico cuenta con un auditorio público con capacidad para 350 personas, restaurantes y locales comerciales, lo que pone de manifiesto la intención de sus inquilinos de participar en la vida cotidiana de la ciudad. Michael Golden, vicepresidente de The New York Times Company, supervisa el diseño del proyecto y asegura que el rascacielos plasma el concepto que quiere transmitir el diario: “Es accesible, amigable y se puede ver lo que pasa dentro”. El corazón del edificio, la sala de redacción, ocupará las primeras plantas, con vistas a la calle y al jardín.
La fachada de paneles de vidrio transparente permite captar la luz natural y orientarla hacia el techo de los espacios interiores, gracias a una estructura de delgados cilindros de cerámica situados sobre un marco de acero. Estos cilindros resguardan, además, la privacidad de las oficinas, y evitan vistas muy abiertas a la calle. En los niveles más altos de la torre se harán menos densos y crearán un efecto de fusión del edificio con el paisaje urbano.
Para facilitar la circulación vertical entre las distintas plantas, además de habilitar 28 ascensores, existen escaleras exteriores con paredes de vidrio transparente a ambos lados de la fachada. El objetivo es potenciar el juego de ver y ser visto entre los habitantes del edificio y los transeúntes, alimentando la sensación de que la calle misma sirve de inspiración para el diario. Según palabras del arquitecto, “la idea es llevar a la gente al interior, permitirle disfrutar del espacio, hacer que el edificio sea lo más público posible”.
El diseño de Piano, con una forma simple, primaria, similar al trazado rectangular de Manhattan, resultó ganador del concurso internacional de arquitectura convocado por los propietarios en el año 2000. The New York Times Company, que ha sido catalogada como “la fábrica de noticias más importante de Estados Unidos”, ocupará el edificio entre la planta dos y la 29 en el próximo mes de julio, mientras que el resto será alquilado.
Sus 52 plantas podrían contar con un singular remate, contrario a los planteamientos que han inspirado el diseño del acceso principal. Además de las plantas técnicas para el techo del edificio se baraja la posibilidad de instalar un jardín privado, un espacio de recreo que invite al silencio y la contemplación. De acceso limitado al personal, junto a él podrían instalarse salas de reuniones y aulas para impartir conferencias.