El boom inmobiliario ha desembocado en caos urbanístico
La Costa Brava multiplica por nueve el número de casas en 40 años
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
El censo de viviendas de la Costa Brava se ha multiplicado por nueve desde 1960 hasta ahora. Este crecimiento inmobiliario desorbitado, provocado por el boom inmobiliario turístico, ha comportado, además, un fuerte desorden urbanístico y una excesiva presión sobre el territorio.
Josep Ferrer.
Barcelona
Hace unas semanas, urbanistas, geógrafos, políticos, ambientólogos, economistas, abogados, empresarios, ecologistas, técnicos y población en general participaron en un congreso que se celebró durante tres jornadas en Roses, Palafrugell y Blanes y que fue organizado por la demarcación de Girona del Colegio de Arquitectos de Cataluña. La convocatoria pretendía ser una continuación del debate que se celebró en la misma zona en 1976. A raíz de este congreso de hace 28 años, se consiguió revisar los planes urbanísticos y en los años 80 se impidió levantar más rascacielos como los construidos durante el franquismo en primera línea de mar. No obstante, no se ha podido impedir que el suelo urbano creciera sin freno.
El geógrafo Joan Nogué, en una ponencia del congreso, lamentaba que en plena década de los 90 se hubiera iniciado “uno de los periodos más negros de la historia respecto a la división del territorio y la degradación del paisaje”. Según Nogué la etapa negativa aún dura hoy y se caracteriza “por una excepcional demanda de vivienda, una auténtica fiebre constructora, una descarada especulación del suelo, una funesta vinculación de una parte del sector turístico con el negocio inmobiliario y un deterioro del entorno”.
El arquitecto Ricard Pié, por su parte, señalaba que la mancha urbana costera ha crecido exageradamente y “se han perdido paisajes identitarios”. El suelo urbano ha pasado de 787 hectáreas en 1957 a 8.765 hectáreas en 2003. En 1960 la Costa Brava tenía 20.548 viviendas y en 2001 ya llegaba a las 183.237. Según Pie, el anterior Gobierno de CiU entendió que la planificación era una cuestión municipal, propiciando la disgregación de los planes urbanísticos.
Los municipios que más han crecido en las últimas décadas son Roses, l’Escala, Palafrugell, Castell-Platja d’Aro y Castelló d’Empúries. De 1981 a 2002 el censo casi se ha doblado en estas poblaciones.