villa y corte/ Alberto Delgado
Metro nocturno
La propuesta del Gobierno regional de mantener abierto el Metro veinticuatro horas el fin de semana puede que no sea original -ya lo intentó Ruiz-Gallardón hace cuatro años, aunque entonces se trataba de prolongar la hora del cierre-, pero ofrece indudables ventajas. También inconvenientes, entre ellos, el coste.
Mantener abierto el Metro es algo que demandan los jóvenes que salen de noche a divertirse, y que, por su edad o su falta de medios económicos, no disponen de vehículo propio. Para los que lo tengan, el riesgo de ser multados, o, lo que es peor, de provocar accidentes si han ingerido más alcohol del permitido, dejaría de existir.
Hasta ahora, se trata de un proyecto que va a ser estudiado por el Consorcio Regional de Transportes. El problema es, entre otros aspectos, de carácter económico. Habría que reforzar las plantillas de empleados del Metro, porque los sindicatos no van a permitir que proliferen las horas extraordinarias. Y establecer los necesarios sistemas de vigilancia y seguridad.
Pero el Metro nocturno del fin de semana no sólo beneficiaría a los jóvenes en su ocio. También a muchos trabajadores, entre ellos los de locales de esparcimiento, que podrían contar con el más eficaz medio de transporte para trasladarse a sus domicilios. Ahora bien, dado que el Metro ha crecido considerablemente, queda por saber si la propuesta alcanzaría a todas las líneas actualmente en servicio, lo que supondría un coste difícilmente soportable.
Expertos y gobernantes tendrán que sopesar los pros y los contras de esta medida. En principio, la propuesta parece interesante, y el Gobierno regional se apuntaría un tanto importante en su propósito de servicio a los madrileños. Pero una cosa es lo deseable, y otra lo posible. Un amplio debate entre los grupos políticos que representan a los ciudadanos y a los colectivos afectados, y un cuidadoso estudio de la viabilidad económica, parecen ser las condiciones previas para que este proyecto pueda llevarse a cabo.