el rincón del curioso/ Jorge G. Boró
Propuestas razonadas

A menos de un mes para las elecciones generales, en las que con toda seguridad vamos a tener un nuevo presidente, puesto que el actual no se presenta a la reelección, las propuestas de vivienda ya se han puesto sobre la mesa, aunque en esta ocasión otros temas las han dejado en segunda lugar.
Pero más importantes que las propias promesas sobre número de viviendas que se van a construir en los próximos cuatro años, son las explicaciones de cómo se van a construir, en qué plazos y de dónde van a salir los recursos para edificarlas. Decir que se va a hacer tal número de viviendas, que se va a abaratar su precio y que el suelo va a ser más barato es lo fácil y lo electoralista, pero explicar cómo se va a conseguir es lo complicado.
No nos debemos contentar con las promesas de los políticos, tenemos que exigir sus razonamientos. Decir que la vivienda es cara y que hay que utilizar el suelo público para construir viviendas protegidas no dejan de ser meros brindis al sol. Hay que explicar por qué la vivienda es cara y qué suelos públicos se quieren utilizar y cómo se van a pagar los gastos del Estado o de otras administraciones públicas que se financian de los ingresos provenientes de esas ventas de terrenos.
Está claro que sería bueno que hubiera suelos públicos baratos para facilitar el acceso a la vivienda a aquellas familias que más lo necesitan, pero no se puede hacer demagogia con ello. Hay que tratar el tema de la vivienda desde una visión global, con todos los condicionantes que lo determinan, y poner los medios para que se puedan construir las viviendas protegidas necesarias, así como agilizar los trámites y procedimientos urbanísticos para evitar encarecimientos excesivos en el mercado libre. Así si que serían creíbles las promesas electorales.