
Golpe de mano contra ZP
Los dirigentes socialistas que aún apoyan al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE lo dicen sin dudar: “ se ha producido un golpe de mano contra Zapatero y contra la actual Ejecutiva del partido. En ese intento coinciden muchos dirigentes territoriales y han colocado a Tomás Gómez como punta de lanza de la operación. Están pensando en el post zapaterismo, casi dando por hecho dos cosas: o bien que el presidente no va a repetir como candidato, o que si se presenta perderá las elecciones. Por eso Tomás no tiene nada que perder aunque pierda frente a Trinidad Jiménez las primarias de Madrid. Quedará colocado para pujar por la secretaría general de la misma forma que lo hizo el propio Zapatero tras la derrota de Almunia. De ahí que le haya dicho que no al presidente y que muchos de la vieja guardia se estén agrupando en torno a su figura”.
El pretendido “golpe de mano” de algunos dirigentes del PSOE estaría basado en la convicción de que los ciudadanos van a castigar de forma severa a los socialistas en las próximas elecciones, tanto en Cataluña como en las municipales y autonómicas de mayo del 2011, y que lo van a hacer por la situación económica que vivimos y por la caída brutal de imagen de su líder.
Los “conjurados” buscarían no tanto la victoria frente al PP en las distintas elecciones y escenarios territoriales – con la Comunidad de Madrid en el centro del debate - como el disminuir en lo posible la derrota, por un lado, y posicionarse para la posterior batalla interna en el PSOE que piensan va a ser muy dura si se cumplen las expectativas peores que se barajan en estos momentos.
Este escenario se completaría con otro intento de más hondo alcance y con ramificaciones europeas que buscaría no sólo sustituir a Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno, si no también cerrar al líder de la oposición el paso al Gobierno. Se trataría de lo que denominan “operación de Estado”: colocar en la gestión de España a una persona de reconocido prestigio internacional, muy conocido, con experiencia y al que desde Europa y desde Estados Unidos se le daría todo el crédito necesario para acometer las reformas que necesita el país y las ayudas para llevarlas adelante. Esa persona sería Javier Solana, y éste contaría con el apoyo de Felipe González y de la Internacional Socialista así como de foros económicos y políticos que pueden encarnar el Foro de Davos y el Club Beilderberg.
En ese clima se está debatiendo en el seno del PSOE, con los posicionamientos de unos y otros cada vez más cerrados y con menos posibilidades de acuerdo. Así a las primarias de la Comunidad de Madrid se van a suceder las de la Comunidad Valenciana, las de Canarias y las de Múrcia, y posiblemente las de muchos Ayuntamientos importantes. Es más, el propio Tomás Gómez ha puesto sobre la mesa en sus conversaciones con alcaldes socialistas de la Comunidad en torno a los apoyos que buscan tanto él como Trinidad Jiménez, la “amenaza” de propiciar primarias en aquellas localidades que estén con la ministra de Sanidad a través de candidatos alternativos a los actuales líderes del partido.
Todos coinciden que se está jugando mucho más que los primeros puestos en la listas, que se está jugando el modelo de partido, la llamada democracia interna con mayor participación real de las bases del PSOE, el intento de desterrar el presidencialismo de los últimos años bajo la dirección de Rodríguez Zapatero y que son el ministro de Fomento, José Blanco, y el de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, los dos principales apoyos con que cuenta el secretario general y las dos personas que están dirigiendo la estrategia de “ defensa interna” a la que se ven obligados por la fuerte presión y la clara “rebelión” de algunos dirigentes. Entre estos últimos, algunos fieles a la actual dirección colocan incluso al actual lendakari del Gobierno vasco, Patxi López, tras los contactos del Ejecutivo central con el PNV de cara a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.
La tensión va a aumentar en las próximas semanas y no descartan los contendientes que sus rivales lleguen incluso a la guerra sucia contra compañeros de partido en un intento de eliminarlos de la batalla interna, a base de dossier que se enviarían a los medios de comunicación. Los adversarios de Zapatero insisten en que éste es mucho más duro de lo que aparenta y que no tiene “piedad” con aquellos que creen que le han traicionado, razón que les lleva a pensar que ésta es una lucha a muerte por la propia supervivencia política, y que el que pierda lo va a tener muy difícil para continuar en el partido.
Todo dependerá de la situación económica de los próximos meses y de la solución que l presidente del Gobierno vaya dando a las nueve grandes cuestiones que tiene sobre la mesa, desde el ámbito laboral al financiero pasando por la propia estructura del Estado, la sanidad o la reforma de las pensiones. Si dentro de un año la situación ha cambiado y se comienza a percibir una mejora, Zapatero volverá a presentarse con posibilidades de volver a gobernar, en cuyo caso “ se cobrará” estos malos momentos. En caso contrario las posibilidades de recambio estarán muy abiertas.