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Los expertos animan a las empresas a refinanciar los créditos lo antes posible

Las grandes promotoras consiguen oxígeno para devolver los préstamos por las operaciones corporativas

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
02/07/2008.- Las inmobiliarias españolas deben a los bancos 311.000 millones de euros, solicitados para desarrollar su actividad promotora. Entre un 40 y un 60% de esa cantidad debe ser devuelta en los próximos dos años, pero el mercado no responde. Los expertos recomiendan refinanciar la deuda antes de que las condiciones crediticias se endurezcan, ya que los bancos prefieren negociar en vez de embargar o empujar a la empresa a un concurso de acreedores.
Los bancos lo tienen claro: en los próximos meses, una gran cantidad de empresarios inmobiliarios de este país pasarán por ventanilla para reestructurar su deuda. El negocio del ladrillo tiene un alto componente de deuda financiera y, ahora que las condiciones internacionales han evaporado la liquidez y no se venden pisos, las promotoras tendrán que negociar nuevas condiciones para los créditos que tienen pendientes.

El cambio de ciclo no es un camino de rosas, pero diversas voces coinciden en no dramatizar la situación. Hay salida para los problemas, aunque el camino no esté exento de obstáculos. "En la situación actual la vía más realista es la refinanciación de la deuda", dicen desde la consultora Irea.

Un 'no' por principio. Las dificultades que las empresas encuentran a la hora de renegociar sus créditos con los bancos no deben ocultar el hecho de que muchas veces estas conversaciones acaban con buenos resultados. El economista Salvador Marín declara que las entidades bancarias suelen dar por principio el no por respuesta a las peticiones de refinanciación. Sin embargo, tras un periodo de negociación, se produce el acuerdo. "La refinanciación interesa a las dos partes", afirma con rotundidad Rafael Lozano, asociado del despacho Caruana & Asociados y experto en crisis económicas.

Pese a la sensación de que el proceso es arduo, a la luz de lo que costó a Habitat o a Martinsa-Fadesa arrancar el visto bueno de las entidades financieras, los empresarios del sector creen que el momento para efectuar un cambio en las condiciones de los créditos es ahora. "La crisis financiera es relativamente reciente y aún existe buena voluntad por parte de los bancos", afirma Lozano. Salvador Marín corrobora este punto de vista: "existe plazo para negociar, no somos norteamericanos", declara en referencia al momento delicado que atraviesan los bancos estadounidenses por las crisis de las subprime.

A pesar de que un número significativo de promotoras tiene recursos propios para aguantar la sequía financiera durante un tiempo, las empresas dedicadas a la intermediación creen que la mayor parte del sector solicitará sus servicios en los próximos seis o nueve meses. "Si creen que tendrán que refinanciar su deuda en un futuro cercano es mejor que acometan el proceso cuanto antes, ya que es previsible que la situación empeore en los próximos meses", dicen desde el sector. "Es paradójico, pero es recomendable acudir a los bancos cuando no se necesita liquidez imperiosamente. La refinanciación acarreará un incremento de los costes financieros pero las promotoras que se aseguren liquidez ganarán en tranquilidad", explica Ignacio Bañó, director general de la empresa Gestión Directa, especializada en la intermediación hipotecaria.

Dos fórmulas distintas. Las grandes promotoras han sido de las primeras en pasar por el banco, debido a las abultadas deudas que arrastraban, heredadas de las operaciones corporativas de hace dos años. El modelo que han puesto en pie las empresas es muy similar. Han alargado el periodo de carencia de sus créditos, de forma que pagarán poco o incluso nada a corto plazo, a cambio de aceptar intereses adicionales y condiciones en la administración de su patrimonio.

La fórmula que ha sido válida para las grandes empresas puede no ser la más adecuada para las medianas y pequeñas. En este caso, la estructura financiera es muy diferente, ya que en la mayoría de los casos, los propios gestores y dueños del negocio aportaron avales personales en los créditos que solicitaron para llevar a cabo promociones.

Esta situación ha llevado a muchos pequeños empresarios a hipotecar o vender activos con los que generar cierta liquidez para pagar los intereses. "Es una forma de ganar tiempo, ya que saben que si se dejan embargar por el banco pueden llegar a perder más patrimonio aun", explica Ignacio Bañó.

A pesar de que esta práctica es bastante frecuente, al menos entre los que pretenden permanecer en el sector, la opción no deja de tener sus detractores. El abogado Francisco Campá afirma que "cuando un negocio necesita que los socios aporten bienes personales para salvarlo, no parece que merezca la pena hacerlo. Es incluso arriesgado, porque si finalmente la empresa va a la ruina, los socios pueden perder su propio patrimonio y verse entrampados en litigios".

Pese a la diferencia de criterios, todos los profesionales coinciden en que no existe una fórmula mágica para salir del apuro. "La situación de cada compañía es muy distinta y precisa de soluciones diferentes", afirman desde Irea. "Al fin y al cabo, estamos hablando de decisiones personales, que tienen mucho que ver con el patrimonio de cada uno y de su percepción respecto a la valía de su producto", remacha Igancio Bañó.

Existe otro punto más sobre el que los profesionales de la intermediación tienen claras las ideas: a la hora de renegociar con el banco es necesario contar con un plan realista y sincero sobre las posibilidades de la empresa. "Es posible convencer a los acreedores para que confíen en el futuro de la empresa, pero el plan de negocio tiene que reunir dos características: ser extraordinariamente realista y ambicioso", explica Rafael Lozano. Por su parte, Salvador Marín coincide en que un programa serio puede vencer las reticencias de los bancos acreedores.

Sacrificios y un 2009 duro. Aparte de las invitaciones a mejorar la transparencia de la empresa, desde Irea afirman que es necesario abordar el proceso de refinanciación siendo conscientes de que van a ser necesarios sacrificios por el bien del proyecto empresarial y en beneficio de los acreedores. Muchas empresas han llegado a esta misma conclusión y ya se ha podido ver en el mercado alguna operación en la que se venden las "joyas de la corona" a precios interesantes. En algunos casos, los más apurados, las empresas han optado incluso por vender suelos por el valor de la hipoteca. Y el mercado cada vez aprieta más, apuntan desde el sector.

En esta situación, los que han renegociado las obligaciones de pago de su crédito cuentan con un colchón de entre tres y cinco años para empezar a pagar las deudas con los bancos. Cuando la mayoría de las previsiones, incluidas las del propio Gobierno, apuntan a un 2009 duro, las empresas se han querido asegurar un periodo de carencia suficiente para esperar la reactivación del mercado. En este sentido, Salvador Marín explica que las refinanciaciones efectuadas hasta el momento tienden un puente sobre el abismo del próximo año, en la creencia de que en 2010 las empresas estarán en condiciones de afrontar los pagos pendientes. "La economía española va a atravesar una gripe, pero no estamos en la UVI", afirma.
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