Tácticas y fisuras

El ejército de Zapata siempre tuvo fama de ser anárquico y desorganizado. Pese a triunfar en su lucha por el poder, sus propios dirigentes reconocían que de estrategia iba justito. Al preguntarle por las tácticas que usaba la fuerza revolucionaria, el general Acevedo, colaborador de Zapata, afirmaba sin reparos: "Mire usted, de eso no hubo nunca en realidad, pero Zapata tuvo más gente que ningún jefe revolucionario". Ejércitos desorganizados los ha habido siempre, aunque lo raro es que venciesen. Aun así, siempre hay gente que va a la batalla con más ardor que ideas.

Las grandes inmobiliarias saltaron a la arena hace menos de un año con gran alboroto de fusilería. La presentación de su lobby se produjo con un estallido inicial, para llamar la atención. Se organizó un evento al que asistieron los principales empresarios del sector, se pronunciaron grandes titulares y luego cada uno se fue a su casa. Desde entonces, poco más se ha sabido del grupo.

El silencio del grupo, sólo roto en contadas ocasiones con breves comunicados, ha llamado la atención de muchos, que se preguntaban cuál era el motivo de su fundación. La crisis ha agrietado el núcleo del grupo. A través de estas fisuras se filtró la divergencia de pareceres de sus miembros, algunos de los cuales optan por colgar los guantes y marcharse a casa, a poner las cosas en orden. Otros quieren permanecer e insistir con tenacidad, ahora más que nunca, en que hay futuro en el sector, en que hay vida más allá de la crisis.

Los próximos meses se presentan borrascosos y no estaría mal que el sector y el Gobierno definiesen soluciones de conjunto, porque correr al albur no parece lo más adecuado. Después de que Fernando Martín dejase la presidencia del G-14, Pedro Pérez se ha quedado como secretario general con mayores poderes. Quizá pueda hacer de responsable, pero serán los asociados los que tendrán que definir una línea de acción o retirarse a la serranía, en espera de tiempos mejores.