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La contraportada/ Gema Fernández

Edificio de la ópera de Sydney, Australia
Edificio de la ópera de Sydney, Australia

Un icono de la arquitectura

La Opera de Sydney se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos de la arquitectura del siglo XX y en un símbolo de la capital australiana reconocido a nivel mundial. Su autor, el arquitecto danés Jorn Utzon, recibirá el próximo 20 de mayo el premio Pritzker de arquitectura, el equivalente al Nobel de literatura.
Jorn Utzon nunca llegó a ver terminado el edificio de la Opera de Sydney, una de sus obras más emblemáticas, y su actual delicado estado de salud no le permite viajar, por lo que el próximo 20 de mayo tampoco podrá recoger el galardón que le ha concedido la Fundación Hyatt. En su lugar, acudirá al acto uno de sus hijos, también arquitecto.
Nacido en Copenhague en 1918, Utzon acaba de cumplir 85 años y vive retirado con su mujer en Mallorca, en la segunda de las dos casas -Can Lis y Can Feliz- que él mismo ha proyectado allí. Es el primer danés que recibe el premio Pritzker y el vigésimo séptimo laureado con este galardón desde su creación.
La Opera de Sydney, situada en un islote de la bahía de la capital australiana, se yergue majestuosa a modo de un inmenso velamen blanco. Con esta obra, Utzon pretendía hacer "una escultura blanca donde se reflejase la luz", ha confesado el arquitecto en una entrevista concedida a la Universidad de Alicante. El resultado es "una obra maestra, una imagen de gran belleza conocida en todo el mundo, un símbolo no sólo de una ciudad sino de todo un país", como lo ha definido el presidente de la Fundación Hyatt, Thomas Pritzker.
El arquitecto danés tenía 38 años y era aún relativamente desconocido en su propio país cuando, en 1956, ganó el concurso internacional para la construcción de la Opera de Sydney. En colaboración con el ingeniero británico Ove Arup calculó el sistema de cubiertas de hormigón, en forma de conchas marinas, que caracteriza el conjunto. La obra maestra de Utzon suscitó en su momento una fuerte controversia, que obligó al arquitecto a abandonar el proyecto en 1966, cuando sólo estaba finalizada la estructura básica. El edificio tardó 17 años en construirse -los trabajos se prolongaron desde 1956 hasta 1973- y su creador nunca volvió a Australia para admirar lo que hoy es reconocida como una obra arquitectónica emblemática.
Desde su inauguración en 1973, la Opera de Sydney se ha convertido en el centro de arte más activo del mundo, con unos 3.000 actos por año y con audiencias que rondan los dos millones de personas. Funciona las 24 horas del día durante toda la semana y sólo cierra en Navidad y Viernes Santo.
Otra obras destacadas del autor son el conjunto residencial de Fredensborg (1963) y la iglesia de Bagsvaerd (1976), ambas en su Dinamarca natal; la Asamblea Nacional de Kuwait (1985) o las dos casas que construyó para él y su familia en Porto Petro (Mallorca).
El premio Pritzker es el más prestigioso de cuantos se conceden a la trayectoria de un arquitecto. Lo otorga la Fundación Hyatt y fue creado en el año 1979 por los Pritzker, una acaudalada familia de Chicago propietaria de la cadena de hoteles Hyatt. Los laureados reciben 10.000 dólares (unos 91.291 euros), un certificado formal de la citación y, desde 1987, un medallón de bronce.
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