como la vida misma/Arturo Ruibal
Ofertas de primavera

Bajo el lema "Prometer es gratis" se ha celebrado el I Concurso de Ofertas Electorales, al que concurrieron algunos de los más destacados políticos de la localidad, sin que faltase algún amigo de lo ajeno disfrazado de filántropo. La expectación era enorme y la sana alegría fue la nota dominante.
Desfilaron los participantes. Trinidad ofreció primero mucho diálogo, que es como ofrecer humo y le costó algunos silbidos, pero enseguida sacó de su carro la Torre Eiffel y el Coliseo romano. Trinidad explicó que la Torre y el Coliseo eran símbolos de su empeño por convertir a Madrid en una ciudad europea de primer orden. Mendiluce ofreció hachís, rompió la maqueta de una central térmica, habló contra el racismo y la intolerancia. Inés Sabanés entró a la carrera con un "no a la guerra" que nada nuevo significaba, y enseguida comenzó a ofertar instalaciones deportivas y sanitarias, controles ambientales...
Esperanza comenzó fuerte: siete hospitales, Cortés de segundo, kilómetros y kilómetros de metro... Gallardón apareció con su proyecto para la M-30. Cerrados aplausos. Aparecieron sucesivamente un juez, una prostituta, un empresario, un estudiante, una enferma, un inmigrante africano, una viuda, un parado: para todos tenía proyectos que inmediatamente llevaban la sonrisa a sus rostros. El público estaba fascinado con semejante puesta en escena y comenzó a gritar "qué se besen, que se besen". Gallardón, dispuesto a todo, besó a cada uno y parecía dispuesto a hacer lo propio con los 10.000 espectadores, pero finalmente fue disuadido por el servicio de orden. Aquello iba a terminar en una apoteosis del candidato popular pero, en mitad de la euforia, explosionó cerca del local una bomba, caída al parecer de un avión norteamericano en paso hacia Irak. Hubo pánico, y se armó la de dios, y cualquiera sabe qué va a pasar.