Mambrú se fue a la guerra

Mambrú, deformación fonética de Malborough, fue en su tiempo duque famoso, como sin duda lo será Aznar cuando se retire de la política. Entonces, saltando de duque a duque, ¿por qué no cantan en el PP "Aznar se fue a la guerra"?
Más la velada no terminó con el coro. Un rapsoda, al parecer amigo de Adolfo Suárez, ocupó el escenario y lo llenó de nostalgia con los versos de Jorge Manrique. Miraba el hombre a la cara de Gallardón y le decía: "Ved de cuán poco valor son las cosas tras que andamos y corremos. Que en este mundo traidor aún primero que miramos las perdemos". Al candidato que decían invencible se le hizo un nudo en la garganta y se apoyó en Ana Botella, cuyo brazo apretó cuando el vate se volvió hacia ella y le recitó muy quedo "¿Qué se hicieron las damas, sus tocados y vestidos, sus olores?" Pobre Ana, ella que se las prometía tan felices.
Continuaban los versos, continuaban los rostros contritos. Noté un respingo en Zúñiga, el alcalde alcorconero, cuando mirándole a los ojos dijo el otro "Sus infinitos tesoros, sus villas y sus lugares, su mandar, ¿qué le fueron sino lloros? ¿qué fueron sino pesares al dejar?" No terminó ahí la cosa: comoquiera que Arenas había inaugurado el acto con unas palabras en las que atacó duramente los años de gobierno socialista, el rapsoda despidió su trinar frente a él con estas palabras: "Dejemos a los troyanos, que sus males no los vimos ni sus glorias; vengamos a lo de ayer, que también es olvidado como aquél".
El vino español que cerró el acto se heló en las copas.