EL ALQUILER Y SU VERTICE SOCIAL
Oscar Alcaide
Cuando apenas restan unos meses para las elecciones autonómicas y municipales se reactiva un debate que viene ya de lejos. El choque entre los problemas de acceso a la vivienda de ciertos colectivos y el número de casas vacías que hay en nuestro país, que asciende a tres millones según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística referentes al ejercicio 2001, hace que salten chispas entre los partidarios de la liberación y los que lo son del intervencionismo regulador.
Pero no nos engañemos. Se trata de un asunto que viene de lejos. Fue en 2002, con el censo del INE al que hacíamos referencia todavía caliente, cuando el entonces responsable de Economía Rodrigo Rato, quien ahora dirige el Fondo Monetario Internacional, se planteó la posibilidad de penalizar las viviendas vacías para evitar esos desajustes e incentivar el mercado de alquiler y hacer que éste actuase como equilibrio natural del mercado para que los precios se regulasen por sí mismos. Ahora la iniciativa ha sido retomada por algunas comunidades autónomas, que parecen haber decidido pasar por alto el derecho constitucional a la propiedad privada, y el hecho innegable de que el sector inmobiliario actúa como foco de inversión y ahorro para muchas familias.
El dilema no es baladí, puesto que se trata de justificar la especulación o penalizar la propiedad, siempre que quede justificado que la vivienda no se utiliza. Pero otro debate más profundo subyace bajo las enconadas luchas que se han despertado, en muchos casos teñidas de un sospecho tono político. Se trata de la vertiente social del alquiler. Si mercado y Administración fueran capaces de articular un parque suficiente de vivienda protegida en alquiler sería posible dar respuesta a las necesidades de los colectivos con mayores problemas de acceso.
Resulta demagógico que después de 25 años de políticas de estímulo a la compra se siga achacando a la cultura de los españoles el amplio porcentaje de propietarios (más del 80%) y el escaso desarrollo del mercado de alquiler, que otrora también fue mayoritario.