¿Inoportunidad calculada?

Los mayores comentarios que se han hecho de la biografía autorizada de Esperanza Aguirre, que acaba de ser presentada al público, señalan que se ha publicado en un momento inoportuno. No sé si se trata de una inoportunidad calculada. Por mucho que se hubieran empeñado los editores y la autora, si Esperanza Aguirre no hubiera dado su aprobación a estas fechas, el libro se habría retrasado en su aparición. Hacerlo a pocos meses de las elecciones ha originado enfrentamientos entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, enfrentamientos que no deberían haber sido aireados por sus protagonistas. El tema da argumentos a un enemigo político que ya ha intentado atacarles por la corrupción urbanística.
Lo más importante es que el Partido Popular se juega mucho en las elecciones autonómicas y municipales en Madrid. Perder la presidencia de la Comunidad o la alcaldía de la capital sería un fuerte golpe en sus aspiraciones de recuperar el Gobierno de la nación cuando lleguen las elecciones generales. En uno y otro caso, el PP necesita de la mayoría absoluta, porque de lo contrario PSOE e Izquierda Unida se pondrían de acuerdo para gobernar. Parece que las encuestas son favorables a que en ambos casos la mayoría absoluta se mantenga, pero airear desavenencias entre Aguirre y Gallardón es inoportuno y contraproducente. Cuesta creer que una mujer inteligente y calculadora como Esperanza Aguirre haya dado este paso inadvertidamente, máxime cuando ella misma acaba de manifestar que es mucho más lo que le une que lo que le separa de Ruiz Gallardón. Entonces ¿a que viene airear estos comentarios en una biografía autorizada?
Quizá se haya magnificado el tema. La postura de Ruiz Gallardón en este asunto ha sido inteligente: ha tratado de mantenerse al margen de la polémica, pero con una seriedad que demuestra su enfado por lo publicado en el libro.
Parece que hay unanimidad en calificar de inoportuna la aparición del libro. Hay algo peor que ser inoportuno, y es actuar con una inoportunidad calculada, algo que, en el caso de Esperanza Aguirre, parece increíble.