El ungüento amarillo
Hu Jintao no sólo preside un país de 1.300 millones de habitantes. Es comandante en jefe del Ejército y líder máximo del partido.
Este es un país muy cateto, que hace demasiado caso a los periodistas y la gente se ha tomado a Hu Jintao como si fuera el ungüento amarillo. Se han firmado acuerdos por 900 millones de euros, se alardea de que vamos a exportar ingentes toneladas de mandarinas a China y desde La Moncloa se subraya que España pasa a ser “socio privilegiado” del gigante asiático. Aquí nadie se acuerda de que hace dos semanas estábamos echando las muelas porque nos inundaban con textiles baratos y de que cada día, con precisión de metrónomo, se apilan un centenar de presos en ese país, que tanto alaban ahora nuestros políticos, empresarios y periodistas. Por si alguien lo ha olvidado, la pena de muerte se aplica allí con criterios ahorrativos: una sola bala en la nuca, que paga la familia del condenado.
Hoy toca hablar del tipo que manda allí, Hu Jintao, el mismo que cenó opíparamente con los Reyes y estuvo a partir un piñón con Rodríguez Zapatero, durante la rueda de prensa en la que nuestro presidente se comprometió a “seguir trabajando” para que la Unión Europea levante el embargo de venta de armas a China.
Y es que el presidente chino manda mucho. En un país de más de 1.300 millones de habitantes, sólo uno tiene en sus manos todo el poder y se llama Hu Jintao. Es presidente del Estado, líder máximo del partido y comandante en jefe del Ejército. A pesar de sus 61 años, es un dirigente joven, para lo que se estila en China. Todos sus predecesores -Jiang Zemin, Deng Xiaoping, Mao Tse Tung- andaban cerca de los 80 cuando ocupaban su puesto. Y ninguno, y eso juega a su favor, tuvo una mata de pelo como la de Hu Jintao.
Para lo que se estila en China, donde el Partido Comunista aplica desde hace décadas la draconiana política demográfica de un solo hijo por familia, Hu Jintao es padre de una prole numerosa: tiene un hijo y una hija.
Es curioso el tratamiento que ha hecho la prensa del evento. El China Daily y el Diario del Pueblo salieron este martes a la calle con la fotografía en la que se ve a un sonriente Hu Jintao junto al Rey Juan Carlos, debajo de un paraguas con el anagrama de Vogue, pero no hicieron la mínima alusión a la manifestación convocada por Amnistía Internacional o a la de los miembros de la secta Falun Gong.
En toda la prensa española de tirada nacional sólo ha habido un periódico que ha prestado un poco de atención al pringoso asunto de las protestas. ¿Adivinan cuál? El Mundo titulaba: "Amnistía Internacional recuerda al Gobierno español que China viola los derechos humanos". El País y La Razón se limitaron a incluir un párrafo en la información general sobre la visita de Jintao.
El ABC no hablaba de las protestas pero nos sirvió un reportaje memorable. Se titulaba "Mutismo y diplomacia entre la comunidad oriental", estaba hecho en el barrio de Lavapiés, donde se concentra el 10% de la comunidad china y concluía que los chinos afincados en España prefieren no hablar, por si acaso.