Según un informe de la Confederación Hidrográfica del Segura, que abastece a 132 municipios de Murcia, Alicante, Albacete, Almería y Granada, en el año 2015 habrá que proporcionar agua a un millón y medio de residencias extras, lo que requerirá entre 40 y 50 hectómetros cúbicos (40.000-50.000 millones de litros) anuales más. ¿De dónde saldrá ese preciado líquido?
Ya existe una guerra abierta en la Península por el trasvase Tajo-Segura. El Gobierno ha decidido trasvasar 82 hectómetros cúbicos a la cuenca del río Segura desde la cabecera del Tajo para paliar los efectos de la sequía. Esta cifra representa la mitad de lo que reclaman desde Alicante y Murcia, pero casi triplica la propuesta de Castilla-La Mancha. Los castellano-manchegos acusan a Murcia de malgastar el agua, de regar de más y de construir urbanizaciones y campos de golf a costa del desarrollo de su comunidad autónoma. Los regantes murcianos, por su parte, recalcan que necesitan el agua y que si no llega perderán miles de frutales y tardarán años en recuperarse…
Mientras tanto, la lluvia no se deja ver, y el peligro de desertización se cierne sobre muchas zonas. Pero, ¿somos conscientes de este grave problema? ¿Qué ocurriría si nos quedásemos sin agua? El último episodio serio de sequía ocurrió en 1995 y supuso fuertes restricciones en el abastecimiento de más de once millones de personas de la mitad sur peninsular. Si las cosas siguen como hasta el momento, las restricciones serán más duras y afectarán a muchos más españoles que hace diez años. La Comunidad de Madrid, donde los embalses con los que el Canal de Isabel II abastece a la región no llegan al 60% de su capacidad, se bebe anualmente 600.000 millones de litros de agua anuales, entre consumo doméstico, industrias y riego de jardines y huertas. Los campos de golf se llevan cada día tanta agua como la necesaria para abastecer a una ciudad de 100.000 habitantes. ¿Echamos cuentas…?
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