“El Plan de Infraestructuras garantiza el negocio constructor los próximos 15 años”

- ¿El hecho de que se prime el transporte por tren y por carretera es significativo?
- Sí, lo es. Y en un doble sentido. Primero, porque la red ferroviaria de alta velocidad se va a multiplicar por diez, desde los 1.000 kilómetros actuales. Esto es importante porque, a partir de 2005, se liberaliza el sector ferroviario. En principio es sólo para el transporte de pasajeros, pero esto es importante, porque el peso de la actividad de servicios en las constructoras es cada vez mayor y varias han mostrado interés por operar líneas ferroviarias. Por lo tanto, el negocio es doble: por una parte, construir las infraestructuras y, en un futuro, explotar las líneas.
- Sin embargo, se prima la financiación pública.
- Bueno, hasta ahora ha sido así y esto no es malo. El nuevo Plan contempla también fórmulas mixtas, incluso para algunas inversiones se decanta prioritariamente por la inversión privada, integrando el plan de infraestructuras privadas que presentó la CEOE. Esta parte queda, sobre todo, para la inversión en puertos y aeropuertos. Pero tejer una red de carreteras que una las principales capitales de provincia y acerque las vías de gran capacidad a las grandes poblaciones supone construir muchos kilómetros de autovía.
- ¿Y el hecho de que sea revisable para cuatro años es un motivo de incertidumbre o de garantías de cumplimiento?
- Eso nunca se sabe. El actual Plan de Infraestructuras de Transporte (PIT) tenía una vigencia de siete años, de 2000 a 2007. Este nuevo Plan, el PEIT, se solapa: es decir, va de 2005 a 2020. Con esto quiero decir que las intenciones pueden ser unas, pero luego llega otro Gobierno y aprueba otro plan que anula o integra el anterior.

El hecho de que sea revisable, en principio, es bueno, porque eso permite revisar lo ejecutado y modificar las directrices del plan en función de las necesidades.