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Raúl Heras

¿Se atreverá Zapatero a cambiar a Moratinos por Solana?

lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Nuestro mister PESC es la mejor carta de Zapatero si el presidente quiere restaurar de forma rápida y efectiva el diálogo con Washingtón. Con cuatro años por delante, George Bush va a exigir algo más que palabras al Ejecutivo español, y Zapatero tendrá que entregar alguna de las piezas del ajedrez. Esa pieza se llama Miguel Angel Moratinos, por mucho que le pese y por más “independencia” en política internacional que se preconice. Basta con que escuche a Schroeder y Chirac y observe la velocidad con que las dipoomacias de Alemania y Francia se mueven de cara al “amigo americano”.
Moratinos ha visto el peligro y ha salido al ruedo con dos largas entrevistas que se resumían en una sola idea: estamos y estaremos mejor que con Aznar. Una falsedad teórica que no admite la menos prueba práctica. Con Bush reelegido y Aznar dispuesto a ejercer su amistad muy a fondo, el mejor de los parapetos y el mejor ataque – que de ambas cosas se trata- se llama Javier Solana. Sólo existe una persona con mayores méritos, relaciones y credibilidad en la capital del Imperio y es Don Juan Carlos, pero es el Rey y no sirve para esa función de canciller.

La otra baza de Rodríguez Zapatero sería la del titular de Defensa. Desvestir un santo para vestir otro, pero la orfandad de José Bono en temas internacionales es muy grande, incluidos los idiomas como agujeros negros.

Queda una tercera, nos aseguran algunas de las llamadas cabezas pensantes del PSOE, a medio camino entre la “boutade” y el cinismo práctico, que es Felipe González. En otro país que no fuera España sería posible y hasta deseable. González mantuvo unas inmejorables relaci0ones con el padre del primer mandatario USA, hasta el punto de apoyar de forma decidida la primera intervención en Irak, que le costó la salida del vicepresidente Guerra del Gobierno.

Frente a Moratinos, Javier Solana cuenta con una “hoja de servicios” internacionales de primera magnitud. Ha pilotado la diplomacia europea, la diplomacia española y la OTAN, la mano guerrera de USA en el Viejo Continente. Conoce a todo el mundo, y todo el mundo le conoce. Su único problema importante es la desconfianza que los actuales dirigentes del Gobierno y del PSOE tenían sobre su persona, y que llevaron a Zapatero a boicotear la posibilidad de su candidatura a la alcaldía de Madrid. Aquellos tiempos han pasado, y el guerrismo, que secundó activamente aquel boicot para apoyar a Rafael Simancas ya no cuenta tanto a la hora de influir en los nombramientos.

Eran tiempos de incertidumbre en torno a su liderazgo y La Moncloa aparecía demasiado lejana. El “ministro” de Exteriores de la Unión Europea, ex secretario general de la OTAN y ex titular de la diplomacia española tenía demasiada sombra. Una filtración oportuna de los contactos y unas declaraciones de Alfonso Guerra recordando los bombardeos de Bosnia acabaron con el intento de varios dirigentes socialistas. Hoy, con el cetro del poder en sus manos, la situación es distinta. Zapatero no tiene miedos. Ha ganado contra todo pronóstico y nadie le hace sombra. Hasta se permitió el lujo de incorporar al Gabinete a su antiguo rival por la secretaría general.

Javier Solana es la mejor oportunidad, el mejor de los recambios, la mejor de las bazas si se desea una “realpolitik” hacia la Casa Blanca. Falta saber si el dirigente socialista diría que sí, tras los desaires sufridos, pero entre Zapatero y Felipe González pueden convencerle.

El cambio en Exteriores sería saludado como una gran ejercicio político en el exterior, y en el interior entre la clase política y la clase empresarial. Cuatro años de Bush en el poder son muchos años, y no se puede perder el tiempo. Los gestos, si hay que hacerlos, cuanto antes, mejor. Eso opinan en el PSOE y en el propio Gabinete.

Los resultados electorales en USA van a obligar a hacer cambios en la mayor parte de los gobiernos europeos. ¿Por qué no aprovechar la oportunidad para hacerlos en España? Los que demandan una crisis más amplia ya tienen una buena excusa. A Moratinos podrían acompañarle otros u otras. Tal vez Zapatero no de ese paso, tal vez se enquiste en mantener lo existente, creyendo que cualquier cambio representaría una debilidad, la palabra maldita para todo aquel que se siente y actúa de líder. Para los que aún alberguen dudas, basta con mirar el reloj: el reelegido presidente no se ha dignado contestar la llamada de felicitación de Zapatero, pero ha aprovechado la estancia de Aznar en USA para sentarse con él en la Casa Blanca durante 40 minutos. La bofetada política es de las que se escuchan en todo el mundo. Y la táctica del avestruz, de esconder la cabeza para no ver al adversario, es la menos aconsejable.

Moratinos, uno de los indudables pesos pesados del Gobierno Zapatero, es un gran experto en Oriente Medio. Aunque medios diplomáticos de Israel lo consideran, no sin ironía, un “amigo de la causa palestina” y, por tanto, un enemigo de la causa judía, al menos tal y como está representada por el ‘halcón’ Sharon y auspiciada, cada vez más claramente, por la Administración Bush.


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