Tecnología inflable/Mónica Figueres
El nuevo reto para la arquitectura: construir con aire y PVC
lunes 20 de octubre de 2014, 14:42h
Primero fueron objetos pequeños de decoración que, poco a poco, ganaron en tamaño y utilidad. Jarrones, adornos y fruteros dieron paso a lámparas, mesas y sillones, y ahora Inflate, la empresa dirigida por el diseñador Mick Crosbie, vende ya arquitectura inflable. Y es así como han nacido los despachos o los salones con las paredes llenas de aire, que ya se están haciendo un hueco entre los ladrillos, los metales, las piedras y el cemento.
Hace algunos años, un grupo de recién graduados llevaron sus prototipos por las empresas, para intentar que alguien con la misma visión de futuro que ellos se entusiasmara con la idea y se atreviera a poner en marcha la producción masiva de aquellos primeros objetos inflables. Ante la falta de interés por parte de los empresarios, Crosbie decidió invertir sus ahorros en la primera máquina selladora de PVC de la futura compañía y empezaron a vender sus objetos: marcos de fotos, tapas para frascos y postales inflables, entre otros. Con el paso del tiempo, los avances técnicos y la experiencia fueron haciendo de Inflate una marca con cierto prestigio en el mundo de la decoración, pero lo que le dio una fama definitiva fue su entrada en la arquitectura: una nueva innovación de Crosbie y de su equipo.
Así, aparece un nuevo material y un nuevo método para construir. A lo largo de la historia, los arquitectos han buscado sistemas pioneros, que se salieran de lo convencional, y diseños originales y, según parece, el final del siglo XX y el principio del XXI se caracterizan más bien por la innovación en lo que a la materia prima se refiere. Los edificios reciclados, los que se construyen con neumáticos, los que respetan el medio ambiente y, ahora, los que están hechos de PVC rellenos de aire son, para muchos, el futuro de una arquitectura un tanto especial pero completamente viable.
Los estudios sobre el diseño de estructuras autoportantes dieron lugar a la aparición de la “oficina en un balde”, uno de los productos Inflate más conocidos, que consiste en un espacio circular cóncavo, sin techo, de unos tres metros de longitud. A partir de ahí, se fueron desarrollando nuevas ideas y métodos que dieron lugar a los “puntos de venta”, los “stands para ferias”, numerosos juguetes para niños y las “carpas a la intemperie”, su invento más reciente y el primero que se puede instalar en espacios al aire libre.
Por el momento, el recinto más grande que ha diseñado Crosbie tiene una superficie de 50 metros cuadrados, pero, si continúa en la misma línea, no sería de extrañar que, en los próximos años, se presentara la primera vivienda inflable, que sería el sueño de los que echan de menos poder entrar en los castillos de las ferias, e incluso de los que no han podido disfrutar nunca de ellos. Eso sí, estas paredes no serían para jugar y muy posiblemente el suelo tampoco estaría hecho para saltar.