pasaba por allí/Olga Heras
Política de unidad con agujeros negros

Junio es un mes crucial en el PSOE madrileño. Tras una movida designación de delegados al congreso federal, las agrupaciones socialistas abordarán a partir del día 23 la elección de sus comisionados al congreso regional de julio, un cónclave que Ferraz pretende abordar poniendo freno a cualquier confrontación.
La consigna de José Blanco, secretario Federal de Organización, a los alcaldes socialistas madrileños, con quienes mantuvo la semana pasada un esclarecedor encuentro, ha sido clara en cuanto a no destapar veleidades contra el actual secretario general de la FSM, Rafael Simancas, aunque el hombre fuerte en la dirección del partido ha sido, sin embargo, mucho más parco (dio la callada por respuesta) a la hora de explicitar si el actual portavoz del PSOE en la Asamblea será refrendado como candidato a la Comunidad de Madrid en los próximos comicios de 2007, algo que, en opinión de algunos, tendría que empezar a “cocinarse” ya si se pretende desalojar al PP de la Real Casa de Correos dentro de tres años.
Con estas premisas (al igual que el acostismo, Leguina también ha dado su bendición a Simancas, asegurando que ni “él, ni Acosta, ni nadie” tiene intención de “moverle la silla”), y salvo imprevistos, Rafael Simancas, máxime tras su encuentro con Zapatero, tendría la partida ganada en lo que concierne a su liderazgo en la FSM (por cierto que Antonio Romero y Ruth Porta insisten en asegurar, desmintiendo a quienes ponen en duda su futuro en esta Federación, que ambos continuarán como guardia de corps del actual secretario general, pese a quien pese), si bien las dudas se acrecientan en lo que respecta a su futuro institucional.
Ante esta sutil consigna de unidad, el sector crítico a Simancas, encabezado por el ex diputado Antonio Carmona, estaría condenado, en el mejor de los casos, a ser poco más que un convidado de piedra en estos procesos congresuales, sobre todo si, como se asegura desde la dirección regional, éstos tienen una escasa representación en el ámbito regional (la agrupación de Fuencarral, en contra de lo publicado en este periódico el pasado número, no dio sus votos a la corriente crítica, sino que se decantó por la línea de Simancas), que les habría proporcionado tan sólo 15 delegados de los 530 entre los que se hará la selección final de quienes representarán al PSOE madrileño en el congreso federal.
La procesión, sin embargo, va por dentro, que se lo pregunten a todos esos prebostes del socialismo madrileño a los que desde la FSM se les prometió un lugar bajo la luz de Zapatero y se han quedado compuestos y sin cargo, y las batallas intestinas no han hecho nada más que empezar, no sólo en la cúpula de esta Federación, sino también en las propias agrupaciones locales. Particulares muestras de ello han sido los procesos vividos en Alcalá de Henares, donde Buenestado perdió, pero sigue estando en el punto de mira regional; Majadahonda, donde se guardan elocuentes silencios sobre la alternativa de los “otros”; o Móstoles, agrupación en la que Iván García Yustos mantiene la bandera del simanquismo, aunque observado muy de cerca por Fernando Martínez Peinado, actual valedor del acostismo en esta localidad. Aunque ambos han llegado a un eventual acuerdo, éste tiene aparejado innumerables incógnitas futuras.
Mención aparte merecen los procesos internos de las agrupaciones de Getafe y Leganés, donde, si bien han triunfado los nombres propuestos por las respectivas ejecutivas locales, la trastienda de estas votaciones ha dejado un regusto amargo en los paladares de sus dos secretarios generales.
En Leganés, los particulares “críticos” de José Luis Pérez Ráez han sacado pecho después de esta primera designación de delegado, otorgándose un respaldo del 47% de los votos, lo que supondría que han recuperado el pulso de la militancia, tras el varapalo sufrido en el proceso de constitución de la nueva ejecutiva local. Frente a la oposición que lideran Santiago Llorente y Alvaro Couso (ambos miembros del equipo de Gobierno, aunque el último rechazó hacerse cargo de una concejalía, al ser despojado de las responsabilidades de Urbanismo a raíz de su enfrentamiento con el regidor), Pérez Ráez se ha atrincherado en algunos veteranos del PSOE de esta localidad, tales como Acisclo Gómez o Luciano Represas, en estos momentos núcleo duro del regidor tras pasar por un discreto ostracismo en los últimos años. Pulso que previsiblemente tendrá a lo largo de este mes de junio una segunda parte, en la que los “díscolos” intentarán obtener representación de cara al cónclave regional.
Más farragosa explicación tiene el enfrentamiento vivido en la agrupación de Getafe, en la que, a priori, no hay una oposición formalizada a Pedro Castro. Al igual que en Leganés, dos miembros del equipo de gobierno, Carmen Duque y José Manuel Vázquez, junto a una ex diputada regional, Carmina Ferrero (su animadversión a Pedro Castro es ancestral), optaron, entre otros, a ser designados delegados, haciendo saltar por los aires con ello el programa previsto, es decir, la votación de los diez nombres propuestos por la ejecutiva local en una lista “abierta”.
El “devaneo” de algunos nombres de la candidatura oficialista con los “otros” aspirantes, abocó a un caos que alteró el orden de las previsibles adhesiones y votos que los electos debían obtener. Los diez fueron elegidos, pero la más “popular” del PSOE getafense fue la primeriza concejala de la Mujer (su labor en este área merece capítulo aparte), Cristina González, en detrimento de uno los pesos pesados de esta agrupación, Francisco Hita, que se salvó de la quema por los pelos (fue refrendado como número 10) y el actual primer teniente de alcalde y portavoz socialista en el Ayuntamiento, David Lucas (bajó hasta el puesto número ocho). Ruido de sables, por tanto, en una agrupación que Castro ha conducido siempre con mano de hierro. Si lo ocurrido la semana pasada es el simple esbozo de un motín o una rebelión en toda regla, podrá evidenciarse con mayor claridad a lo largo del presente mes, aunque el “regate” político del que ha hecho gala el avezado alcalde intentará cortar de raíz este tipo de sorpresas en la elección de delegados al congreso regional.
En cualquier caso, parece obvio que hablar de paz y unidad en el socialismo madrileño sigue siendo igual de aventurado que siempre, por no decir que una pura quimera.