el rincón del curioso/ Jorge G. Boró
Cobardía

El diccionario de la Real Academia Española define cobardía como la falta de ánimo y valor. No encuentro mejor calificativo, dentro de lo políticamente correcto, para definir a los “profesionales” del cine, salvo honrosas excepciones, que acudieron a la ceremonia de entrega de los premios de la academia de cine.
no es un fallo escribir el nombre de esta institución en minúscula, es que no se merece más. Lo normal en esta columna es tratar sobre temas inmobiliarios, de la construcción o el urbanismo, pero mi dignidad me impide el permanecer sin dar mi opinión ante acontecimientos tan vergonzosos. Y es vergonzoso el hablar de falta de libertad de expresión por parte de personas que la ejercen diariamente y gracias, entre otras, a personas a las que negaron su apoyo. Es indigno la forma que tienen de mirarse al ombligo la llamada gente del cine simplemente por haber ejercido otras personas el derecho que ellos reclaman. Ellos piden libertad de expresión, pero ejercen la dictadura contra las críticas. No me cabe en la cabeza que se permitan hablar de falta de libertad y miren para otro lado cuando en el País Vasco hay miles de ciudadanos que arriesgan su vida por expresar día a día sus ideas, cuando concejales y diputados del Partido Popular y del Partido Socialista no pueden salir a la calle sin escolta, y cuando en España han sido asesinadas más de novecientas personas por una banda terrorista y criminal. Y son cobardes porque, algún día explicarán el motivo, no se atreven a decir con claridad “ETA no” y buscan otros motivos para desviar la atención. Ha costado tiempo, pero en nuestro país las víctimas del terrorismo y sus familias reciben el reconocimiento que se merecían desde hace lustros. Y lo reciben de prácticamente todos los colectivos. Los “profesionales” del cine son de los pocos que se resisten, pero me queda la ilusión de que algún día se quiten la careta del miedo, quiero creer que es eso, y defiendan la libertad de expresión y el derecho a vivir de aquellos que verdaderamente lo tienen secuestrado.