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pasaba por allí/Olga Heras

La Economía y la Sanidad

La conformación de un Gobierno regional es nuevamente un camino lleno de escollos. Si el pasado 10 de junio fue la defección en la Cámara autonómica de Tamayo y Sáez la que hacía saltar por los aires el futurible gobierno de Rafael Simancas, cuya configuración no estaba exenta de dificultades, dado el inevitable reparto de consejerías con Izquierda Unida, Esperanza Aguirre ha tenido que capear ahora el primer temporal con nombre propio, el de Alberto López Viejo, de un Ejecutivo aún por definir. El número seis de la lista del PP autonómico, llamado a ser uno de los hombres fuertes en el Gobierno de Aguirre, ha sucumbido a las denuncias de presuntas irregularidades en su etapa de concejal de Limpiezas del Ayuntamiento capitalino, quedando excluido de cualquier responsabilidad gubernativa.
Esperanza Aguirre ha mantenido una absoluta discreción en torno al Ejecutivo que gobernará en Madrid a partir del 19 de noviembre, y ese silencio se ha interpretado como una confirmación de los nombres que han estado sonando en los meses de septiembre y octubre. Sin embargo, la victoria por sólo dos diputados sobre la mayoría absoluta de 55 (el 57 ha estado a punto de pasar a manos de IU), y la transición comenzada en Génova entre Aznar y Rajoy, así como los primeros encontronazos de Albero Ruiz-Gallardón con la política de su partido a propósito de los impuestos, pueden provocar un vuelco a última hora en los nombres que compondrán ese primer gabinete de Aguirre.
La nueva presidenta de Madrid se debate entre tres posibilidades: nombrar un gobierno propio, contando sólo con los diputados de su lista y algunos de sus más directos colaboradores, en su mayoría ex concejales de Madrid y ex consejeros de Gallardón; dar entrada en el equipo a “pesos pesados” de los actuales equipos de Rato y Montoro, especialmente en el área económica; o buscar una solución intermedia.
En el primer caso, Esperanza Aguirre nombraría a Antonio Beteta, ex secretario general de Política Fiscal, Territorial y Comunitaria, para Hacienda, e incluso para Economía y Hacienda. Beteta ya se hizo famoso durante el primer gobierno Gallardón imponiendo un sistema de tasación de las viviendas para evitar los fraudes en la compraventa y el manejo de dinero negro, que le dio fama de duro. El otro candidato es Juan José Güemes (ex secretario general de Turismo), un joven del equipo de Rodrigo Rato, casado además con la hija del presidente del PP en Castellón, uno de los principales apoyos de Aznar, para colocar a Beteta al frente de Sanidad, una de las carteras que Esperanza Aguirre quiere cuidar más y donde pueden presentarse más problemas, sobre todo a la hora de reducir a un mes la espera en las listas de operaciones o en la construcción de los nuevos hospitales comarcales, dos de los puntos principales de las promesas electorales de la ex presidenta del Senado.
Pero existen otros nombres que la jefe del Ejecutivo regional podría poner sobre la mesa para ocupar la unificada Consejería de Economía y Hacienda, como son los del actual secretario de Estado de Economía, Luis de Guindos, con anterioridad vinculado también al área económica como secretario general de Política Económica y Defensa de la Competencia, o el de José Folgado, éste último secretario de Estado de Energía, Desarrollo Industrial y de la Pequeña Empresa, que anteriormente detentó la responsabilidad de secretario de Estado de Presupuestos y Gastos (1996) y la secretaría de Estado de Economía, Energía y Pequeñas y Medianas Empresas (2000).
Ambos son hombres de máxima confianza de Rato, con lo que, de producirse su incorporación al equipo de Aguirre, el vicepresidente Económico afianzaría su protagonismo en la Comunidad de Madrid, algo que se interpreta como un revés para los intereses de Gallardón.
Entre quienes continúan como firmes candidatos a convertirse en miembros del Gobierno de la Comunidad de Madrid se encuentra Francisco Granados, actual alcalde de Valdemoro, cuyo nombre se mantiene en las quinielas que vaticinan su nombramiento como consejero de Urbanismo, Vivienda y Medio Ambiente.
También Luis Eduardo Cortés se menciona como el hombre con más probabilidades para convertirse en el responsable de Infraestructuras del Ejecutivo de Esperanza Aguirre, mientras que Luis Peral o Beatriz Elorriaga se propugnan como unos valores seguros en las consejerías de Trabajo y Servicios Sociales, respectivamente.
En ese ambiente de conjeturas, se da también la incorporación del actual secretario de Estado para la Inmigración, Ignacio González, como mano derecha de Aguirre en la primera vicepresidencia de un gobierno en el que se prevé otra vicepresidencia más (incluso podrían existir tres) de Justicia e Interior.
Pero si el PP diseña el Gobierno, los partidos de la oposición, PSOE e IU, también toman posiciones para hacer frente a los tres años y medio que restan de la VII Legislatura de la Comunidad de Madrid, la más breve de las conocidas en esta autonomía.
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